La discusión pública sobre la conveniencia de los baños mixtos, neutros o unisexo en planteles educativos es un avance en medio de la mojigatería y la hipocresía que nos caracterizan.
Esta norma –adoptada este semestre en la Universidad Externado de Colombia, donde 1 de cada 3 baños es mixto– les está produciendo erisipela a muchos que aducen que es una forma de promover la homosexualidad; un argumento que se cae por su propio peso. Otros, como la doctora Marta Lucía Ramírez, critican la medida tomada por el rector, diciendo que es una “moda” que no aporta mucho, y le pide a Juan Carlos Henao que si quiere hacer algo por la igualdad nombre más mujeres en la planta docente de la mencionada institución.
Sobre este particular habría que preguntarle a la exministra de Defensa cuántas medidas tomó ella durante su gestión para que nuestras Fuerzas Armadas fueran más incluyentes no solo con las mujeres, sino con miembros de la comunidad LGBTI. Por otra parte, decir que el tema de la igualdad y la lucha contra la discriminación es una moda es, por decir lo menos, trivializar un debate que tiene alcances muy trascendentales.
En gestos de descalificación precoz, quienes afirman que la instalación de baños mixtos es una apología a la homosexualidad han llegado a extremos absurdos. En Bucaramanga, Ángela Hernández –diputada de la Asamblea de Santander por el partido de ‘la U’– dijo que al incentivar esta medida el Ministerio de Educación adelanta una “colonización homosexual” en los colegios. Y aunque niega ser homofóbica, a renglón seguido habla como vocera de padres de familia supuestamente preocupados “porque no quieren que exista ese tipo de educación sectaria para sus hijos”. Háganme el favor...
Si la honorable diputada se detuviera a reflexionar un poco podría concluir con facilidad que lo sectario es negarles a muchos menores la posibilidad de ejercer sus derechos a la igualdad. De este mismo fondo son aquellos que se escandalizan por las manifestaciones de afecto entre homosexuales, por considerar que atentan contra las buenas costumbres, pero callan o consienten el morbo y la violencia intrafamiliar, siempre y cuando se practique entre personas de distinto sexo.
La polémica también ha sacado a la palestra a los que todavía creen que la homosexualidad es contagiosa y juran que si los menores usan baños mixtos o ven parejas homosexuales se van a infectar. A todos estos –incluida la diputada Hernández– hay que recordarles que la orientación sexual no es algo que se aprende ni se transmite de una persona a otra. Si así fuera, ¿cómo se explica que padres heterosexuales (señores y señoras de bien) tengan hijos gais?
El debate apenas comienza, pero el hecho de que ya se hable abiertamente del tema es un buen síntoma, ya que nos está dando la posibilidad de ver quién es quién en esta difícil tarea de reivindicar la igualdad de todos los individuos, sin importar la edad.
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Colofón. La trágica muerte de Juan Mario Laserna ha causado conmoción entre quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Juan Mario –hombre transparente, sencillo y mordaz– era una reserva no solo del país, sino del Partido Conservador, tan necesitado de líderes estos días. Su preparación, su trayectoria y su inteligencia hacían de él un analista excepcional de la actualidad; siempre hacía aportes originales en cualquier discusión. Sin duda, esas mismas capacidades que lo hicieron brillar en el servicio público y el periodismo lo habrían convertido en un destacado ministro o un gran gobernador de su Tolima del alma. Extrañaremos las ocurrencias y el talante de este godo excepcional que mucha falta les hará a su colectividad y, sobre todo, a la sociedad.
@VLADDO