No quiero que a nosotras nos vean con lástima, eso sería muy doloroso
Gina se ríe mientras habla por teléfono. Minutos antes de atender una entrevista cuenta que tiene ganas de ir a bailar en la noche y que la hora del almuerzo está cerca: “Ya está haciendo algo de hambre”, cuenta en un tono alegre.
Cuando inicia y cuenta su historia cambia el tono, levanta su imponente figura y dice: “Realmente no quiero que a nosotras nos vean con lástima, eso sería muy doloroso”. Ella es una líder que ‘a capa y espada’ ha luchado para que los derechos de las víctimas de ataques con ácido sean respetados. No le gusta hablar mucho de qué fue lo que le pasó, solo cuenta que fue víctima de una agresión con un agente químico en 1996, cuando atendió al llamado de la puerta junto con su hermana y su hijo.