Atacar la causa
Señor Director:
Su editorial ‘El mundo, en vilo’ (16-7-2016) abre la mente de lectores ávidos de verdad y justicia. Ya no es intolerancia lo del jueves pasado, 14 de julio: 84 muertos en Niza, pleno mar Mediterráneo, evocando una nueva Revolución francesa con “libertad, igualdad y fraternidad”. Libertad no es irrespeto y obediencia ciega a caprichos propios de terroristas inconformes con la realidad, sean musulmanes, de otro continente o de donde vengan, olvidando la propia dignidad. Igualdad no es repartir migajas para saciar pueblos hambrientos que derrumbaron su desarrollo cultural por la cultura reciente del ‘todo vale’, culto al placer y al dinero como fin. Y fraternidad nos recuerda la solidaridad y compasión que necesitamos, no la intolerancia que resurge ante una incertidumbre por no saber a ciencia cierta la veracidad de los hechos. El Estado Islámico no puede propender a ‘variar’ unos suicidas que creen más en la otra vida que en esta y no afrontan su oportunidad terrestre. En fin, no tanta filosofía y sí –como su editorial destaca– más comprensión, compasión y paciencia.
Diego Casabianca Escallón
Faltan médicos especialistas
Señor Director:
El acceso a los médicos especialistas es uno de los graves problemas dentro de la actual crisis del sistema de salud. Si hay déficit de especialistas, y más a nivel rural y regional, ¿por qué el Estado y las universidades, en vez de abrirles las puertas y facilitarles a los médicos generales su especialización, la hacen cada vez más restringida, difícil y costosa? En Colombia, postularse para una especialización médica es un caro privilegio de pocos, que en muchos casos requiere más de influencias que de competencias académica y profesional. Y fuera de eso, en los hospitales someten a los residentes a extenuantes turnos sin pago alguno por sus servicios, como sí lo hacen en muchos países. Ya es hora de que, en concordancia con su política de priorización y mejoramiento de la educación, el Gobierno revise el tema en función de las necesidades actuales del país, priorizando los intereses nacionales e incluyendo las demás profesiones del sector salud, que seguramente padecen por similar situación.
Luis Iván Perdomo Cerquera
Los accidentes de motos
Señor Director:
Los accidentes en motocicletas no van a disminuir mientras el conducirlas sea patente de corso para hacer lo que quieran en la ciudad. Los motociclistas saben que nadie los controla, por eso zigzaguean entre vehículos, invaden cebras, hacen giros prohibidos, circulan por andenes, y los invaden al estacionarlas.
Como decía un motociclista en una reunión, “lo mejor es tener una moto, no tenemos restricciones, hacemos lo que queremos”.
La solución existe, y es obligarlos a cumplir las normas de tránsito; es necesario que entiendan que deben cumplir las mismas normas que los otros vehículos, y sería conveniente ponerles pico y placa, como a cualquier otro vehículo particular.
Alonso Cely
Bogotá