Así como hubo una subcomisión de militares y guerrilleros que le entregó a la mesa de negociaciones de La Habana una propuesta sobre el cese bilateral del fuego y la dejación de las armas de las Farc, una subcomisión de mujeres ha trabajado desde septiembre del 2014 en los temas que deben incorporarse a los acuerdos de paz para que, a la hora de implementarlos, las mujeres tengan el mismo peso que los hombres.
En los próximos días, la mesa de paz anunciará de qué manera las víctimas, las campesinas, las guerrilleras y, en general, las mujeres participarán, en condiciones de igualdad, en el desarrollo de cada uno de los seis puntos de la agenda negociada en Cuba.
Por el Gobierno, la subcomisión la han encabezado la directora de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, María Paulina Riveros, y la guerrillera Victoria Sandino por las Farc.
Las mujeres representan el 50 por ciento de las víctimas del conflicto, pero en delitos graves como la agresión sexual y el desplazamiento forzado sobrepasan ese porcentaje. Por eso, la importancia de esa subcomisión en los diálogos con las Farc.
La delegada del Gobierno, María Paulina Riveros, revela en esta entrevista algunas de las recomendaciones, que, espera, sean incorporadas a los acuerdos.
Por ejemplo, que las mujeres tengan las mismas opciones que los hombres para ser titulares de las tierras que entregue el Estado, y para acceder a créditos y a las curules especiales que habrá en el Congreso para las zonas de conflicto.
“Si los hombres no respetan la participación equitativa de las mujeres en la implementación, sería un incumplimiento de los acuerdos con todas las consecuencias que ello acarrea tanto para las Farc como para el Gobierno”, afirma Riveros.
El trabajo de la llamada subcomisión de género ha sido un poco eclipsado por temas como el de justicia y el fin del conflicto. ¿Para qué ha servido esta subcomisión?
Para garantizar que en todos los acuerdos de La Habana haya un enfoque de género. Esto quiere decir que en todos los puntos de la agenda teníamos la tarea de observar cuáles eran las brechas que debían superarse para incluir los problemas de las mujeres. Primero, porque en el conflicto armado las mujeres han sufrido de manera desproporcionada como víctimas. Segundo, porque somos el 51 por ciento de la población colombiana. Y tercero, porque en las Farc más del 35 por ciento son mujeres.
¿Cómo se van a beneficiar las mujeres de las Farc de estas recomendaciones a la mesa?
El punto de reincorporación es específico para las mujeres de las Farc. Recibimos expertas de todos los procesos de paz del mundo, a excombatientes, para que nos hicieran recomendaciones. Vimos que los hombres que llegan de la guerra son los veteranos, los héroes, mientras que las mujeres llegan con una estigmatización total. Nadie quiere saber de una mujer que ha sido guerrillera. Piensan: ‘¿Quién la mandó a meterse en eso, mijita?’ Y eso afecta, por ejemplo, los reencuentros familiares porque ni las familias ni la sociedad las reciben igual que a los hombres.
La reincorporación de las Farc va a ser atípica porque va a ser colectiva y no individual. ¿Qué cosa específica recomendaron en este punto para las mujeres?
La recomendación es que, por ejemplo, cuenten con todos los espacios dignos con sus familiares, con oportunidades laborales iguales que permitan su reincorporación sostenible a la vida civil y con medidas de protección específicas a riesgos muy diferentes.
¿Qué tipo de riesgos específicos tienen las mujeres tras un acuerdo de paz?
Uno es que la amenaza no se dirige contra ellas sino contra sus hijos, porque es lo que más le afecta a una mujer. Por eso hablamos de medidas diferenciales e integrales.
¿En qué se traduce eso?
En que el Gobierno tiene que valorar no solamente que a ella le den un carro, sino qué medidas deben adoptarse en relación con sus hijos para que, cuando vayan al colegio, tengan un transporte seguro que impida que el riesgo se materialice.
¿Y qué recomendaciones hicieron sobre las mujeres en el primer punto de la agenda, desarrollo rural integral?
Tú sabes lo importante que ha sido la mujer en la economía campesina. Sin embargo, existen dificultades para ellas, como el acceso a los créditos y a la tierra en igualdad de condiciones de los hombres. Entonces recomendamos que tengan las mismas oportunidades de acceso a los créditos, de participación en las instancias de decisión, y que en la titulación de tierras se tengan en cuenta sus dificultades.
Las víctimas han pedido que el Estado haga a nombre de ellas los títulos de las tierras porque los hombres suelen irse y dejarlas con los hijos y sin nada…
Son ese tipo de disposiciones las que recomendamos. En la subcomisión nos reunimos para estudiar el punto y ver cuáles disposiciones puede aprobar la mesa.
¿Y en el punto de participación política, cómo deben quedar las mujeres?
Enfrentan una serie de dificultades en educación, se les impide el acceso a cargos públicos en igualdad de condiciones. Nuestra recomendación de carácter particular no es solo para ese acceso a los cargos, sino para que puedan ejercer su derecho electoral con igualdad de condiciones.
Hay un punto del acuerdo en participación política que plantea curules especiales en la Cámara para las zonas de conflicto, ¿qué pasará ahí con las mujeres?
Lo que se dice en ese punto específico es que se garantizará que participen en igualdad de condiciones de los beneficios del acuerdo. No es que van a repartir las curules mitad hombres, mitad mujeres. Es que se garantice la participación de la mujer en equidad.
¿Y en el punto de drogas y cultivos ilícitos?
En materia de drogas básicamente nos referimos a la asociación de la violencia de género y el problema de las drogas. Entre jóvenes drogadictos no es lo mismo la mujer adicta que el hombre adicto. La mujer es más estigmatizada.
¿Cómo aborda la subcomisión un tema fundamental como el de las víctimas?
El acuerdo sobre víctimas parte de que las mujeres tuvieron un sufrimiento desproporcionado en el conflicto. Por ejemplo, en el tema de verdad, se crea, dentro de la Comisión de la Verdad, un grupo que tratará el punto de víctimas mujeres con personal especializado que sea capaz de recibir información de ellas, de la violencia que sufrieron. Por ejemplo, de recibir los testimonios de violencia sexual, que es algo muy complejo, se encargarán los expertos de este grupo.
¿Qué otro tipo de delito podría entrar a ese grupo especial dentro de la Comisión de la Verdad?
La desaparición forzada. Las madres y las hermanas de desaparecidos son quienes se han encargado de buscarlos. Entonces ese grupo se encargará de tener una relación diferente con estas mujeres, de manera que a través de ellas se pueda saber la verdad de forma específica y real.
¿Y en materia de justicia y reparación, qué diferencia hay frente a las mujeres?
Se parte del reconocimiento explícito de que las violaciones a los derechos humanos y las graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario son más graves cuando se comenten contra mujeres, niñas y niños. Está explícito que la violencia sexual, por ejemplo, no será un delito amnistiable. En medidas de reparación se atenderán los mismos criterios.
¿De todo lo que la subcomisión ha recomendado, qué cree que no debe quedar por fuera de los acuerdos de paz?
Soy optimista y creo que todo va a ser aprobado porque para eso se creó la subcomisión. Pero, como mínimo, debe garantizarse la participación de las mujeres en los espacios de decisión. En materia de víctimas, se esperaría la consideración del trato a las mujeres como personas que sufrieron de manera desproporcionada el conflicto.
¿Qué garantías tienen las mujeres de las Farc de que en el posconflicto van a tener un trato de igualdad frente a los hombres?
Justamente, lo que se incluye en los acuerdos es que eso debe ser así. Existe la obligación de que ellas participen en condiciones de igualdad. Ese es un acuerdo al que hemos llegado y, por lo tanto, el Gobierno y las Farc deberán hacerlo efectivo.
¿Qué piensan los hombres de las Farc de esto?
Puedo decir que tanto los hombres del Gobierno como de las Farc han estado superabiertos a estos temas de género.
El papel aguanta todo. ¿Qué tal que en el momento de la implementación de los acuerdos no ocurra así?
Sería un incumplimiento de los acuerdos. En caso de que no se hagan realidad las disposiciones sobre género que apruebe la mesa, eso constituirá un incumplimiento de los acuerdos con todas las consecuencias que eso acarrea para el Gobierno, las Farc y la sociedad en general.
¿Eso se traduce en que alguna exguerrillera va a estar en las curules especiales que van a tener las Farc?
Eso no es un hecho, pero debería ser. Ese fue el sentido de la subcomisión, que no quede en cosas cosméticas. A la vez, las mujeres van a ser veedoras de que esto se cumpla, y esto favorece a las mujeres de las Farc porque vienen de una jerarquía que tendrá que cambiar en la medida en que hay una Subcomisión de Género que dice que las mujeres de las Farc, como las víctimas y rurales, van a tener un rol muy importante en lo que viene.
¿Cuál es el principal aporte de la Subcomisión de Género al proceso de paz?
Garantizar que las mujeres, como personas autónomas, sujetos de derecho, puedan acceder a todas las disposiciones de todos los acuerdos en condiciones de igualdad.
Marisol Gómez Giraldo
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG