Expertos internacionales en procesos de paz respaldaron los avances sin antecedentes de la negociación del Gobierno colombiano y las Farc en La Habana y la ruta fijada en el país para el retorno de los combatientes a la vida civil.
María Ofelia Navarrete, excombatiente del Frente Farabundo Martí en El Salvador y ahora docente en la escuela de Arcatao, resaltó la importancia de integrar a las bases de la guerrilla en el acuerdo de paz para evitar un alto número de disidentes.
“La paz no es solo un beneficio para la paz, sino también para el Ejército. Pero el que sigue delinquiendo tiene que tener un castigo, es lamentable, pero debe ser así”, dijo Navarrete, quien estuvo en la guerra por 12 años.
Gustavo Porras, quien lideró los acuerdos de paz en Guatemala entre 1997 y 1999, indicó que se debe tener cuidado a la hora de la desmovilización. “Es en ese momento cuando se sabe si lo que se acordó y se firmó valió la pena. No pueden obtener curules sin ser elegidos por voto popular”.
Por su parte, George Kogor, director de la Comisión para los Derechos Humanos en Kenia, señaló que “el acuerdo debe estar socializado en todas las regiones del país para lograr su legitimidad”.
Las declaraciones se entregaron en una cumbre sobre construcción de paz y reintegración que se realiza con el fin de intercambiar las experiencias de los gobiernos en materia de justicia transicional, reparación integral a las víctimas y reconciliación.
En el encuentro además participan autoridades locales y representantes de las comunidades. El evento comenzó este lunes en Bogotá y seguirá hasta el próximo viernes, en Pasto. Se espera contar con experiencias también de Filipinas, Irlanda del Norte, Centroamérica, entre otros.
Joshua Mitrotti, director de la Agencia para la Reintegración, señaló que de las 58.000 personas que se desmovilizaron, el 76 % se mantienen en la legalidad.
“El modelo de reintegración que aplica Colombia es mucho más exitoso que cualquier modelo de socialización que se implementa en cárcel. La cárcel cuesta 18 millones al año por persona y su tasa de éxito es de apenas 30 % y el modelo de reintegración cuesta al año cerca de 5,8 millones y un éxito del 76 %”, agregó
Mitrotti resaltó que para iniciar un trabajo de reintegración se debe “tener una visión humanista y dignificar al ser humano que fue combatiente y hoy quiere ser ciudadano”; ayudar a quien se encuentra estigmatizado, marginalizado y en condiciones de pobreza.
Sobre el acuerdo de paz que se adelanta con las Farc, Mitrotti dijo que la ACR está al servicio de lograr que este acuerdo llegue a feliz término. “Es fácil firmar un papel pero difícil que se tenga la capacidad de transformar las conductas violentas”, dijo.
Según cifras de la Agencia Colombiana para la Reintegración, el 69,4 % de los desmovilizados tienen un trabajo informal y el 30,6 %, uno formal.
Aman Djahambi, de la USAID, dijo que la clave de todo proceso de paz es integrar a todos los actores sociales. “El país enfrenta un gran reto. Se busca permitir reparar el tejido social entre los ciudadanos”, dijo.
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