Los nombres de 50 menores de edad forman parte de la lista de 687 homicidios que Cali ha registrado en los primeros seis meses del año. Se trata de la cifra de asesinatos más alta del país, por encima de ciudades de mayor tamaño como Bogotá, que tuvo 483, y Medellín, con 258.
Y aunque sus autoridades recalcan que hubo tres muertos menos que en el mismo periodo de 2015, para el personero de la ciudad, Héctor Montoya, esa reducción es “pírrica”.
Cali está hoy entre las 20 ciudades más violentas del mundo, con una tasa de 58 muertes por cada 100.000 habitantes. Y aunque hay que decir que en el 2014 esa tasa de homicidios era de 65 personas por cada 100.000 habitantes, la actual representa más del doble del promedio nacional, que este año se ubicó en 25,9, “la más baja en los últimos 40 años”, destacó el presidente de la República, Juan Manuel Santos.
La situación tiene en alerta a las autoridades, que el jueves celebraron un consejo de seguridad para establecer por qué está disparada la violencia.
La clave para descifrar lo que está ocurriendo se halla consignada en informes de la Policía donde se subraya que las recientes capturas de capos –como Eduar Giraldo, alias Boliqueso, y Jaír Sánchez, ‘Mueblefino’– y la llegada de emisarios de la banda criminal de ‘los Úsuga’ o ‘el cartel del Golfo’ han desatado una guerra por el poder entre bandas delincuenciales.
“Todo el problema es por el control de la economía criminal, que se basa en el narcotráfico, el microtráfico y la extorsión”, explica el general Nelson Ramírez, comandante de la Policía Metropolitana de Cali.
En efecto, a falta de cabezas visibles, las estructuras criminales se han empezado a atomizar, y aunque la Policía ha desarticulado 69 bandas que estaban ganando control territorial, hay detectadas otras 250 estructuras criminales que operan en los diferentes barrios de la capital del Valle.
“Las bandas sin líderes generan una delincuencia descontrolada y sin mando, especialmente en barrios marginales como Siloé y Mariano Ramos. Desde que se sometieron ‘los Comba’, en 2013, se empezó a registrar ese fenómeno”, explica un agente de inteligencia.
Se calcula que al menos 100 de los muertos de principios de año fue resultado del enfrentamiento entre las estructuras de dos capos identificados como ‘Avestruz’ y ‘Seco’, quienes aspiraban a suceder a ‘Boliqueso’ exsicario de la banda ‘los Rastrojos’ y luego amo y señor del hampa.
“Quienes están buscando el control de esas organizaciones generan homicidios por retaliaciones internas. Pero hemos encontrado otro tipo de violencia: extorsionan o cobran cuotas hasta a bandas que se dedican al expendio de alucinógenos, a las que se dedican al hurto y a los que prestan al ‘gota a gota’. Incluso les cobran a familias de escasos recursos por vivir en determinados lugares, como en zonas de invasión”, dice el general Ramírez.
En esa espiral de violencia aparecen personajes como ‘Capulina’, ‘Vaca’ y el ‘Tío’, ligados con narcos que ya fueron capturados, entre ellos alias Manila, ‘Fresa’, ‘Lobo’, ‘el H’, ‘Yandel’, ‘el enano Aldemar’ y ‘el flaco Armando’.
Alianza con ‘los Úsuga’
El otro factor que ha incidido en la violencia que vive Cali es la llegada de emisarios del ‘clan Úsuga’. Desde el 2104, esa banda criminal ha buscado sellar pactos con otras organizaciones en el Valle, como ‘los Machos’ y ‘los Rastrojos’. El último de esos acercamientos documentados lo hicieron con el capturado ‘Boliqueso’, quien incluso mandó a Urabá a uno de sus lugartenientes para entrevistarse con Dairo Úsuga, alias Otoniel, máximo jefe de ‘los Úsuga.
Sin embargo, la ofensiva del bloque de búsqueda de la Policía contra los jefes del clan evitó que se consolidara esa alianza.
También se les han dado grandes golpes a las bandas sicariales que azotan la ciudad y que están al servicio del mejor postor. De hecho, hace cinco días se capturó a uno de los más temidos sicarios de Cali: alias Chiste.
Se trata de un hombre de 22 años ligado a más de 40 homicidios. Los investigadores establecieron que, desde los 12 años, ‘Chiste’ forma parte de la banda ‘los Maniceros’, que opera en el barrio El Vergel, en la comuna 13 de Cali, una de las que registra mayores índices de homicidios.
La 13, junto con las comunas 14 y 15, forma el llamado Distrito de Aguablanca, en donde los homicidios sí aumentaron. Se trata de una zona codiciada por las organizaciones criminales, a pesar de que la aquejan diversos problemas sociales.
En ese sector operaba la mayoría de las bandas desmanteladas, entre ellas ‘la Platanera’, ‘los Lobos’, ‘los Difíciles’, ‘los Gatos’ y ‘la 96’, integradas por sicarios menores de edad.
Y ahora es territorio de alias Criollo, uno de los sicarios de ‘Boliqueso’. Informes de inteligencia señalan que está buscando quedarse con el poder que dejó su jefe y decidió entrar en guerra con una facción de alias Seco, liderada por un pistolero conocido como el ‘Largo’. Ese enfrentamiento ha dejado varios de los muertos que aparecen en las estadísticas.
“Somos conscientes de que el índice de violencia, en comparación con otras ciudades, es demasiado alto. Por eso hay un compromiso de las autoridades para redoblar esfuerzos y estrategias a fin de mejorar la situación”, le dijo a EL TIEMPO Héctor Montoya, personero de Cali.
Por ahora, la Policía le apunta al desmantelamiento de las 250 bandas que azotan las calles de la capital del Valle y creen que si se logra neutralizar a sus cabeza, muy pronto cambiará el panorama.
JUSTICIA
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