La llegada a Colombia del jefe negociador de las Farc en La Habana ‘Iván Márquez’ para asistir al sepelio de su madre, quien falleció en las últimas horas, despertó distintas reacciones y generó una gran controversia entre usuarios de las redes sociales.
Luego de dos semanas de que se firmara en Cuba el cese bilateral definitivo del fuego, el país se enfrenta a un nuevo debate que, según analistas, es natural en un proceso de comienzo del posconflicto: ¿los colombianos deben aceptar la presencia de miembros de las Farc en territorio nacional por razones humanitarias?
Frente a la noticia de la visita de Márquez, quien llegó acompañado por varios miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) a una población ubicada a unos 16 kilómetros del casco urbano de Neiva, en el departamento del Huila, ciudadanos como Gerardo Buitrago expresaron su inconformismo.
@ELTIEMPO Como es la vida, cuantos cientos de secuestrados no (se les negó) despidieron a sus seres queridos, crueldad extrema de las FARC .
— Gerardo Buitrago (@Gabto3) 6 de julio de 2016
En el mismo sentido se pronunció otro de nuestros usuarios:
@ELTIEMPO y que de las miles de madres que aún lloran a sus hijos desaparecidos por los delincuentes de la farc; primero que sean entregados
— Juan Carlos Cabrera (@pensioneseguras) 6 de julio de 2016
Para Francisco Barbosa, profesor de la Universidad del Externado y PhD en Derecho Público, este tipo de hechos son “el primer paso al costado para dejar atrás la guerra y poner al país en un sendero de paz”. Barbosa asegura que se debe pensar en “la humanización de la paz y eso significa entender que los enemigos se acepten y se den la mano y que haya actos humanitarios y de este nivel”.
“Es natural en un proceso de posconflicto el hecho de que la gente rechace cualquier tipo de humanidad frente a quienes se convirtieron en un momento determinado en los enemigos, pero este es un primer gesto que el país tiene que mirar como producto real de lo que se negocia en La Habana”, agrega Barbosa.
Sin embargo, el experto afirma que aún se necesitan más gestos por parte de este grupo armado para que la sociedad acepte situaciones como la presencia de ‘Márquez’ en el país.
“Las Farc tienen que pedir perdón, ir a los lugares donde se causaron los grandes hechos de violencia, asistir a las víctimas y repararlas y decir la verdad. No es solo dejar las armas y estar en unas zonas temporales, sino que tiene que haber compromisos de que no va a haber repetición. Estos hechos de paz hacen que cosas como la visita de ‘Márquez’ terminen siendo algo sin mayor importancia para cualquier colombiano”, dice.
Por su parte, el analista político Juan Carlos Villamizar asegura que, aunque todavía falta mucho por hacer con los acuerdos firmados, las Farc ya han dado demostraciones de paz. “Han cedido en sus objetivos como organización político militar, renunciaron a mantener el control territorial desde un fusil, a la extorsión, al reclutamiento y a una serie de cosas que hacían parte de su actividad militar”, dijo.
Frente a los comentarios de los ciudadanos, Villamizar afirma que el país aún tiene profundas heridas abiertas y que los colombianos todavía no están preparados para que guerrilleros participen en la vida civil y política. “Tenemos el reto de alcanzar la reconciliación para lograr el reconocimiento a un grupo de personas que en su momento escogió la opción de irse por la vía armada pero que tuvo una decisión seria e importante de dejar las armas”, señaló.
Dentro de las reacciones en las redes sociales también se leen comentarios como estos:
@ELTIEMPO no pueden aprovechar y meterlo preso? Tiene deudas que pagar!!
— Maria I. (@mariai71) 6 de julio de 2016
@ELTIEMPO y en que se transporta el bandido? Será en aviones de nuestra fuerza aérea
— Marcos Romero (@markos1109) 6 de julio de 2016
Barbosa explica que las órdenes de captura contra los jefes guerrilleros están suspendidas y por lo tanto el Gobierno autorizó la entrada de ‘Márquez’. “Hay que entender que esto no es permanente porque es algo que está en el marco de la negociación. Una vez se termine el proceso ellos pasarán a orden de la jurisdicción de paz. Mucha gente se va a molestar pero las generaciones nuevas tienen que percibir que eso va a terminar desapareciendo en la medida que el país se reconcilie y en la medida en que se consoliden los hechos de paz. La guerrilla va a tener que hacer actos humanitarios y el país da la mano para que ellos den la mano”, afirma.
Ambos analistas coinciden en que es normal el rechazo por parte de los colombianos en un ambiente donde predomina la polarización y donde se requiere con urgencia pasos de generosidad y perdón.
“Si aplicamos el criterio del no perdón y de no pasar página, nadie tendría la legitimidad de nada porque también tocaría aplicárselos a los militares. De eso no se trata”, dice Villamizar
“La paz tiene que salir de los papeles para volverse humana y material y para eso las partes tienen que dar gestos, de lo contrario es imposible salir del problema y se convierte en una paz teórica, de papel y de análisis pero no real. Este es el gran desafío que enfrentamos”, concluye Barbosa.
ANA MARÍA VELÁSQUEZ DURÁN
Redes Sociales EL TIEMPO
@AnaMariaVD19