La promulgación de la Constitución de 1991, ocurrida un 4 de julio pero hace 25 años, marcó el inicio de un nuevo país que buscaba ser más incluyente, progresista y, sobre todo, con un fuerte sentimiento ciudadano de –por fin– vivir en paz.
Dicha Carta Política es considerada por estudiosos nacionales y extranjeros un ejemplo de liberalismo en la consecución de un Estado social de derecho.
Este documento creó instituciones como la Fiscalía General; le dio vida a instrumentos como la acción de tutela; le puso fin al bipartidismo y, entre muchas otras cosas, amplió derechos a las minorías y promulgó a Colombia como un país laico. Incluso, su redacción contó con la supervisión del fallecido nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez.
No se puede dejar pasar, además, que gracias a ese proceso político hoy el país cuenta con una Corte Constitucional, un Banco de la República independiente en la toma de sus decisiones y derechos fundamentales para todos los ciudadanos, entre ellos el de la paz. (Lea: Las cinco grandes crisis de la justicia en la historia de Colombia)
Esta Constitución fue elaborada por una Asamblea Nacional Constituyente, cuya convocatoria se aprobó mediante voto popular durante el final del periodo presidencial de Virgilio Barco Vargas (1986-1990).
El exministro Fernando Carrillo, quien lideró el proceso de la ‘séptima papeleta’, que llevó a esa convocatoria, recordó que el movimiento estudiantil de entonces “respondió con imaginación a la indignación colectiva por la hecatombe que vivía el país debido a la acción criminal del narcotráfico”.
El proceso de la Constituyente siguió en la primera parte del mandato de César Gaviria (1990-1994) y en ella participó, incluso, el recién desmovilizado M-19. Por ello sus presidentes fueron el liberal Horacio Serpa, el conservador Álvaro Gómez (ya fallecido) y el exguerrillero Antonio Navarro.
Ahora que el país está a punto de asistir a la firma del fin del conflicto con las Farc es clave destacar que el artículo 22 de la Carta Política incluye a la paz dentro de los derechos fundamentales: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, reza la norma constitucional.
Reelección: lo que más afectó a la Carta
La reelección presidencial inmediata, que comenzó como una propuesta de la excanciller Noemí Sanín y una frase del empresario Fabio Echeverri (“es solo cambiar un articulito y listo”), ha sido una de las reformas que más ha afectado la Constitución de 1991.
Hasta marzo del 2004, cuando se radicó el proyecto de acto legislativo que permitió un nuevo periodo a los mandatarios en la Casa de Nariño, el artículo 197 de la Constitución –que la prohibía– no había sido tocado.
Sin embargo, bastaron nueve meses para cambiar la Carta Política y crear la figura.
Para el politólogo Jairo Libreros, esa fue una reforma constitucional “hecha a la medida de Álvaro Uribe Vélez (presidente de ese momento), no solamente como un tinte autoritario, sino como un mecanismo para mantenerse en el poder”.
El exconstituyente Jaime Castro, quien escribió el libro Posdata a la reelección, sostiene que la incorporación de esta figura a la Carta Política fue un “verdadero estropicio institucional”. “La enmienda de la reelección rompió una de las vértebras de la Constitución y cambió nuestra historia política sobre la materia”, dijo.
Para Libreros, con esa reforma Uribe “no solo trató de copar las diferentes ramas del poder, sino que se apoderó de los organismos de control. Creo que ese fue un paso en falso que afortunadamente ya se corrigió”.
La reelección presidencial alcanzó a cobijar al actual mandatario, Juan Manuel Santos, quien, enarbolando la bandera de la paz, logró un nuevo periodo en Palacio.
No obstante, el mismo mandatario fue el primer promotor de su eliminación, lo cual se consiguió con la reforma de equilibrio de poderes, la cual concluyó su paso por el Congreso en 2015.
En esta última enmienda a la Carta Política quedó establecido que la prohibición de la reelección presidencial “solo podrá ser reformada o derogada mediante referendo de iniciativa popular o asamblea constituyente”, con lo que se le puso punto final a la posibilidad de que el Congreso intente revivirla.
Tutela: la gran herencia del 91
El recurso de la acción de tutela es la mejor herencia que la Constitución de 1991 les dejó a los colombianos. Y la norma de mayor calado social que haya llegado a las manos de cualquier persona, independiente de su edad, género, condición social o política.
Se concibió como la herramienta constitucional de defensa más cercana al ciudadano de a pie. Igualmente, se instauró para proteger los derechos fundamentales, precisamente el corazón de la Carta Política de 1991.
Se pensó además como un instrumento contundente que permitiera al ciudadano evitar un daño sobreviniente, mientras se recurría a las instancias formales al margen de cualquier proceso jurídico.
Pensó tanto el constituyente en el ciudadano indefenso cuando creó esta figura que se estableció que se podía interponer de manera oral ante cualquier juez de la República, sin la necesidad de abogado. Con tiempos precisos para ser resuelta. Sin dilaciones.
La tutela ha sido la mejor carta para llevar el concepto de Constitución al ciudadano común y corriente. Es lo más cercano a él.
Esta ha sido la figura jurídica más invocada por los colombianos desde 1991. Se cuentan por cientos de miles los recursos elevados.
A ella han recurrido millones de pacientes para obligar al Estado a cumplir con los mínimos de salud. También ha sido el recurso más utilizado por las minorías para exigir la defensa de sus derechos. Aunque algunos también la han tratado de usar como arma política, pocos se atreven a plantear hoy una sustitución de este recurso.
Hoy, celebración en Rionegro
El presidente Juan Manuel Santos encabezará este lunes, en Rionegro (Antioquia), el acto de conmemoración de los 25 años de la Constitución. Al evento asistirá el expresidente César Gaviria, exconstituyentes y exmagistrados.
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