El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, le dijo a EL TIEMPO que el proceso de La Habana se trata de negociar con un grupo alzado en armas, “que ha defendido sus ideas por medios violentos”, con el objetivo de que se desarme y pueda hacer política con plenas garantías para sus integrantes y la ciudadanía en general.
Como ministro del tema, ¿cómo imagina la llegada de las Farc a la política?
Si simplificáramos al máximo el propósito de un proceso de paz, aquí y en cualquier lugar del mundo, se puede afirmar que se trata de negociar con un grupo alzado en armas que ha defendido sus ideas por medios violentos, con el objetivo de que las deje y pueda hacer política con plenas garantías para sus integrantes y la ciudadanía en general. Entonces debemos ser tan exigentes con el desarme total y verificable de las Farc, como generosos con la posibilidad de que se conviertan en partido.
Humberto de la Calle sugirió reformar la Constitución para permitir que excombatientes autores de delitos graves participen en política. ¿Eso quiere decir que los elijan?
Es una posibilidad que debemos comenzar a contemplar. No se puede decir que van a ejercer la política para aspirar a ser miembros de una junta cívica o un club social. La negociación debe dar el derecho de elegir y ser elegido.
¿Habrá curules ‘a dedo’ en Senado para exguerrilleros?
Esa es una decisión que se deberá adoptar al final en la mesa de negociaciones. Es mejor esperar a que la mesa decida.
¿En qué momento va a estar activo el partido las Farc?
Ese partido político debe comenzar a actuar en democracia una vez dejen las armas de manera definitiva, total y verificable.
¿Beneficios como la baja del umbral para el partido de las Farc podría beneficiar a otros sectores?
Ese tema de umbrales y adquisición gradual de derechos para partidos políticos y movimientos sociales se está comenzando a debatir en la mesa con todos los partidos políticos. Sin duda, la profundización de la democracia, su ampliación y fortalecimiento deben pasar por medidas relacionadas no solo con las Farc, sino con los partidos independientes y de izquierda.
¿El estatuto de la oposición, del que se habló en La Habana, será discutido con los partidos en Colombia?
Sin lugar a dudas, el estatuto de oposición y de las minorías es uno de los tres ejes en los que se está trabajando con todos los partidos. Los que están en el Congreso y los que no, los de la coalición de Gobierno y los de oposición.
Este desarrollo del punto 2 depende también del plebiscito. ¿Qué pasa con estas reformas si se pierde?
Si por alguna razón se pierde, pues simple y sencillamente se acabará el proceso, no habrá posibilidad de renegociar. Y tristemente volveremos a la guerra.
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