Qué año tan fatal. Se mueren los amigos más cercanos, y uno de necio calcula la diferencia de edad y ve siempre más cerca la despedida.
Bud tenía 86 años y, como un patriarca antiguo, rodeado de toda la familia, se murió durmiendo, agradecido.
Qué maravillosa imagen, todos alrededor de papá, acompañándolo hasta el último aliento.
Cuando Carlo Pedersoli batió el récord de los cien metros libres, era un adonis de 2 metros con una contextura perfecta; su cuerpo, armonioso como un bronce de Riace, se paseó por 4 olimpíadas, ya que además de nadador fue parte del equipo de la medalla olímpica de waterpolo, fue explorador, vendedor de carros en Caracas, compositor, políglota, con estudios de química y de derecho. Piloto de avión y de helicópteros, dueño de una compañía aérea de vuelos chárter. Recuerdo que una vez estábamos volando desde el aeropuerto del Urbe; Bud me miró de reojo y me dijo: “Oye, ¿y si a mí me va a dar algo tú qué haces con el avión?”. Y se quedó pensativo, mirando lejos. La mañana siguiente me avisaron de la escuela de pilotos que el señor Pedersoli me había pagado el curso completo, incluidas las 80 horas de avión. Carísimo.
Lo que Bud hizo mejor en la vida fue conquistar a su mujer, la dulce María, familia real del cine. Su padre, el famoso Peppino Amato, fue uno de los magnates más influyentes del cine de posguerra, el productor de todo el neorrealismo, desde 'El ladrón de bicicletas' hasta 'El limpiabotas', que se dio el lujo de lanzar a Federico Fellini con 'La dolce vita' y de tener como amante escondida a una diva de Hollywood de las más famosas. María se casó en 1960, le dio tres bellísimos hijos y fue siempre una esposa amorosa, un tanto permisiva con los ‘juguetes’ de Carlo, y con una actitud materna aceptaba aviones remolcadores restaurados, más aviones.
Bud llegó a Cartagena después de una filmación extenuante. Cuando arribamos estaban soplando los alisios de noroeste y el clima era un regalo de Dios. Bud hizo parar el coche en las murallas de la Tenaza, frente al mar Caribe, y declaró a voz en cuello su amor por Cartagena; y lo demostró trayéndonos muchos millones de dólares: 'Banana Joe', 'Dos misioneros' y 'Dale más duro' fueron superproducciones que aportaron buen trabajo, buen dinero y buena fama para Cartagena.
¡Gracias, Bud!
Salvo Basile