Lo más complicado ya lo logró. Se enfrentó al mejor equipo de la historia, estadísticamente, de la NBA. La final la iba perdiendo 1-3 y ninguna apuesta daba porque pudiera remontar. Sin embargo, Cavaliers de Cleveland se quitó los miedos, quebró la brillantez de Warriors de Golden State y hoy quiere golpear y mandar a la lona al campeón defensor. El séptimo juego de la final plantea una guerra total por el codiciado anillo del baloncesto de los Estados Unidos.
Cavaliers quiere marcar un hecho histórico en la NBA. Solo dos equipos en la historia de la NBA que perdían 1-3 una final lograron alargarla a un séptimo juego (Knicks de New York en 1951 y Lakers de Los Ángeles en 1966). En el juego de hoy contra Warriors la mesa está servida y ahora solo queda que saque a relucir ese poderío de los recientes dos partidos.
“Se trata de un solo partido que nos dará la oportunidad de conseguir el título de liga y lucharemos por lograrlo”, dijo un LeBron James inspirado y motivado con sus números en los juegos cinco y seis: 41 puntos en ambos.
Por su parte, Warriors de Golden State apelará a la mística y a su buen rendimiento durante la jornada regular para poder lograr el segundo título consecutivo en la NBA.
Pese a haber sido expulsado en el sexto juego, Stephen Curry cuenta con una nueva oportunidad de guiar a su quinteto y brillar más que nunca en el definitivo juego.
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