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Un tiro en el pie

¿La paz sigue siendo un monopolio del presidente Santos?

MARÍA ISABEL RUEDA
Quisiera pensar que las palabras del presidente Santos sobre su “amplísima información de que las Farc están preparadas para volver a la guerra, ahora urbana” tenían un propósito: concientizar a la gente de las ciudades de que esta paz es para todos, porque a veces parece que la guerra solo la sintieran las zonas rurales.
Pero ni siquiera esta benigna explicación alcanza a borrar las graves palabras del Presidente de los oídos de los colombianos. Es lo que se llama un tiro en el pie. Tuvo que salir el Ministro de Defensa a rectificar al Presidente: “No hay una amenaza clara y presente sobre ello”, dijo el ministro Villegas.
Yo pensé que estábamos en estas gestiones de paz no por miedo. Sino, primero, porque les habíamos quitado influencia en zonas vitales del país y que había recuperado el Estado retaguardias históricas de las Farc. Segundo, porque, suficientemente deslegitimadas ante la opinión pública, le sería fácil al Estado imponer un acuerdo de paz sin impunidad. Tercero, porque su dirigencia está vieja, cansada y gorda. Y que contábamos con la ventaja estratégica de que podrían comprender que ante un Ejército profesional, respetuoso de los derechos humanos, es su última posibilidad de cambiar de camino para que su único legado no sea muerte y destrucción. Cuarto, porque el mundo no aguantará mucho más disfrazar de conflicto ideológico a uno de los mayores carteles de coca. Y para mí, la razón más pesada: por un imperativo moral. Acabar una guerra para parar más muertos y más víctimas.
Pero, según le entendimos al presidente Santos, estamos aquí porque si no se gana su plebiscito, él tiene “amplísima información, yo sé”, dice, de que las Farc ya están preparadas para atacar las ciudades. Lo cual no consiste sino en poner bombas, secuestrar y organizar paros violentos. ¿Qué pensará nuestro Ejército? ¿Y los alcaldes y gobernadores? ¿La paz sigue siendo un monopolio del presidente Santos?
Sí. Es cierto que tomarse las ciudades era el viejo sueño del ‘Mono Jojoy’. Sobre todo a Bogotá, lo que por fortuna no logró. Pero esa amenaza del Presidente a los colombianos ya no se atreven a hacerla ni las propias Farc.
Y es importante tomarla en serio, sobre todo porque el Presidente, torpemente, a mi manera de ver, en lugar de decir que si pierde el plebiscito seguiría negociando la paz con un nuevo modelo que se ajuste más al mandato de los colombianos, ha advertido en innumerables oportunidades que ahí terminarían los esfuerzos de La Habana.
Santos recibió un país con un conflicto interno que se libra básicamente en las zonas rurales, alimentado por el combustible de la coca. Si no logra firmar la paz, ¿nos va a entregar un país con un conflicto mucho más grave, que además tendrá como escenario las principales ciudades del país?
¿Ese reforzamiento de las metas de las Farc ha sucedido durante los 4 años de conversaciones de La Habana? Esta y otras respuestas nos las debe el Presidente.
Si él sabe, “yo sé”, que las Farc están preparadas para volver a la guerra, ahora urbana, ¿está haciendo algo para conjurar ese ojalá improbable pero no imposible escenario que él mismo plantea?
¿Ha sucedido algo, que él sabe y nosotros no sabemos, para pensar que si las Farc no firman la paz, o si sí la firman, se irían a ganar su batalla en las ciudades?
Me parecería interesante escuchar al anterior ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, tentado a renunciar a la embajada de EE. UU. para aceptar una candidatura presidencial en nombre de ‘la U’. Cuando se fue del Ministerio, ¿él también tenía información “amplísima” sobre estos planes de las Farc, o esa capacidad para llevar a cabo esos planes es nueva?
Pregunto, Presidente: ¿Estamos negociando en La Habana en un escenario de rendición del Estado ante las amenazas urbanas de las Farc, y del miedo a una nueva guerra muchísimo más peligrosa por el costo en vidas humanas bajo métodos terroristas?
Pues, si yo fuera uno de los inversionistas internacionales que fueron a Medellín a ver si invierten más en Colombia, me iría con la idea de explorar otras posibilidades como Siria o Irak. Si las advertencias que escuchamos vienen del Presidente que lo está invitando a uno a invertir...
Entre tanto... Perfecto el exfiscal Mario Iguarán para obligar al Estado a pagar 33.000 millones de pesos por un parador de Buga, inflado en 7 veces su valor, con jueza capturada. Iguarán, invento de Uribe.
MARÍA ISABEL RUEDA
MARÍA ISABEL RUEDA
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