Algo no me queda claro de la decisión de la Corte Constitucional de frenar la desaparición del Consejo Superior de la Judicatura basada en que la Rama Judicial perdería autonomía. Es como si nadie entonces pudiera reformar la Rama Judicial. Como si la Constitución no le hubiera dado al Legislativo la capacidad de reformar la Constitución misma incluidas las normas sobre la Rama Judicial. Sobra decir, eso no tiene sentido. Las reformas las puede decidir el Congreso, mal o bien, pero autónomamente y la Rama Judicial tiene todo el derecho de participar y opinar en dichas reformas, pero, a menos que haya detalles técnicos o evidentes, no debería poder frenar dichas reformas; de lo contrario, quedamos con que la Rama Judicial es intocable y no creo que sea el caso. Lo otro que me queda poco claro es que si la reforma le quita autonomía la Rama Judicial, esta decisión le quita autonomía al Poder Legislativo, que es otro contrasentido. ¿Los vicios y defectos de nuestra justicia solo se podrán entonces corregir si se hace lo que los magistrados mandan?
Nelson Vanegas
Medellín
El copetón, desplazado
Señor Director:
El ave emblemática y tradicional de Bogotá, el copetón, está siendo desplazado y eliminado por un grande, mudo y agresivo pajarraco negro de gran pico amarillo que no sabemos de dónde salió. Cada vez es más escasa nuestra nativa ave sabanera, que, además de cantarnos todo el día, es inofensiva, se alimenta de todo y ha sido la compañera musical, permanente y amistosa de gentes, niños y árboles. A ver qué pueden hacer los ecologistas para recuperar nuestra ave propia, el copetón, que hasta ha sido cantado en nuestro folclor citadino y sabanero.
Pedro Pablo Parrado Uñate
Los ‘miserables’
Señor Director:
La dificultad para ubicar a los desplazados en sus lugares de origen, por parte del Gobierno, ha desbordado el control a la mayor migración interna en la historia de Colombia, como evidentemente lo es la situación de miseria en que viven los ciudadanos llegados de todas partes del país a Bogotá, en el último quinquenio. Personas hambrientas y sin techo deambulan por las calles de la ciudad, sin socorro de ningún tipo, situación tan solo comparable a la llegada de miles de miserables a Europa, provenientes de los países del Este, huyendo del extremismo islámico.
Luis Manuel Rivas Parra
No abandonar a los drogadictos
Señor Director:
Cada día es más impresionante el horror del infierno que unos criminales de la peor calaña tenían montado en el ‘Bronx’, en Bogotá. Desde bodegas de droga hasta torturas, desapariciones, explotación sexual, sicariato, secuestro, pique de personas. Qué bien que lo hayan intervenido, y deben derrumbar esas casas de muerte. Pero, sobre todo, darles la mano a los drogadictos, que son enfermos y esclavos de las mafias. No los dejemos abandonados a su suerte.
Lucila González de M.
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