En un extremo están quienes se atreven a comer frutas como las provocativas fresas, que venden en las carreteras, sin darles si quiera una rápida juagada. En el otro, los que utilizan hipoclorito y hasta jabón de loza con la obsesión de quitarles no solo la suciedad, sino también los restos de pesticidas a ciertos alimentos.
Sea cual sea su caso, lo cierto es que el uso de sustancias químicas en el cultivo de alimentos es una realidad y la reciente muerte de un campesino en la vereda San Rafael, en La Calera (Cundinamarca), por el uso de pesticidas en cultivos de papa hace inevitable preguntarse ¿qué tanto daño hacen estos productos no solo a quienes trabajan en dichos oficios sino también a los consumidores?
No se trata de un tema de poca monta, pues de acuerdo con el más reciente reporte del Instituto Nacional de Salud (INS), en lo corrido de este año en Colombia se han presentado oficialmente 11.749 casos de intoxicaciones por sustancias químicas, el 70 por ciento por consumo oral de estos químicos. El mismo reporte indica que 66 personas han fallecido.
Hay que aclarar que si bien algunas de estas víctimas son accidentales, una parte es intencional, es decir, con fines de suicidio.
Según los expertos, ningún plaguicida es inofensivo, todos son potencialmente tóxicos. El problema es que, así como con los medicamentos, todo depende de la dosis y de la exposición.
El Centro de Información de Pesticidas de Estados Unidos defiende que estos tienen un propósito en la sociedad, porque están pensados para controlar o repeler insectos, hongos y las malas hierbas que dañan los cultivos.
Obviamente, debido a que estos pesticidas funcionan para matar plagas, su toxicidad y cantidad de exposición al producto puede llegar a afectar la salud humana.
Por eso su uso debe hacerse bien informado y cuidadoso, especialmente con los niños, mujeres embarazadas, enfermos y ancianos, porque pueden ser más sensibles a los efectos de los pesticidas que otras poblaciones.
Pilar Acosta, médica toxicóloga del Hospital Santa Clara de Bogotá, dice que la advertencia principal con el uso de plaguicidas es tener en cuenta todas las recomendaciones que, por lo general, están en las etiquetas.
“El problema es que en países como el nuestro la gente no usa la ropa adecuada, la careta o las botas. Además, se tiene una visión muy tranquila de estos productos, al punto de que muchos reutilizan los envases para almacenar líquidos de uso doméstico, lo cual es altamente peligroso”, dice Acosta.
El médico toxicólogo Camilo Uribe Granja dice que otra condición que hace difícil el manejo de pesticidas en Colombia es que muchas veces se pasan por alto las recomendaciones de los ingenieros agrónomos.
“Normalmente los plaguicidas deben ser diluidos en agua, pero si por ejemplo la etiqueta recomienda hacerlo en 15 litros, el campesino lo hace en 7, creyendo que mientras mayor sea la concentración, mejores serán sus efectos en los cultivos y por lo tanto las ganancias. Pero en realidad eso es un riesgo para ellos y para el consumidor final”, explica Uribe.
El toxicólogo añade que algunos campesinos usan las llamadas ‘bombas’, que son mezclas de plaguicidas con las que no se miden todos los riesgos.
“Hay un problema grande de capacitación y educación, los plaguicidas se manejan en forma empírica, no es falta de legislación sino de precaución”, explica.
Por estos manejos, Uribe sugiere manipular con precaución los alimentos, que en países desarrollados se supone llegan al mercado con reducidos niveles de pesticida.
Los residuos de químicos, dice el toxicólogo, desaparecen con la cocción y el lavado, el problema es que la mayoría de frutas y verduras se consume crudas.
Tenga en cuenta
Nada mejor que el agua
Es la mejor forma de reducir contaminantes como tierra, gérmenes y residuos de tóxicos que quedan en la cáscara de frutas y verduras. Preferiblemente si se lavan bajo el chorro que si son remojados en recipiente.
Cuidado con el jabón
Ni los jabones ni los detergentes hechos para lavar frutas o para la loza han demostrado ser más eficaces que el agua para remover los residuos tóxicos en los alimentos. A diferencia de los platos, las frutas y las verduras tienen poros por los que pueden entrar más residuos y producir, incluso, gastritis.
Las manos
Así como es importantísimo lavar verduras, frutas y utensilios, recuerde siempre limpiar sus manos antes.
Quite las hojas
Deseche las hojas externas de las verduras de hoja, como la lechuga. Enjuague y consuma solamente la parte interna.
Lo orgánico
Aunque no está demostrado que la comida orgánica es mucho mejor que la demás, no sobra fijarse en lo que los expertos llaman calificación de origen. Esto hace referencia a la forma como el cultivador o los procesadores de frutas y alimentos cultivan, almacenan, transportan y dispensan estos alimentos. Fíjese en estos procesos.
Sin hipoclorito
El uso de esta sustancia puede generar un cuadro tóxico de irritación. El vinagre podría ayudar a amortiguar ciertas sustancias nocivas, pero es algo sobre lo cual no hay completa garantía.
Revise la cáscara
Los residuos de pesticidas se adhieren más a las frutas que tienen cáscaras cerosas o suaves. En estos casos es mejor pelar.
Ojo con los utensilios
Las superficies para cortar, lo mismo que los cuchillos y otros elementos de cocina deben estar perfectamente lavados. Esto se logra solamente con agua caliente y jabones suaves, ojalá antes y después de utilizarlos.
Casos especiales
Las personas que tengan alguna lesión en la piel, que produzca descamación, erosión o sangrado, así sea mínimo, deben tener doble cuidado, para no empeorar su situación con residuos tóxicos adheridos a frutas y verduras. Procure, si está en esta situación, manipular alimentos con guantes.
EL TIEMPO