El hallazgo de más de 20 perros descuartizados en el Caño de la Auyama durante la mañana del domingo anterior, es apenas una pequeña muestra de la insalubridad crónica y la inseguridad que se vive en el mercado público de Barranquilla. “Es frecuente que en el caño se encuentren restos de caballos, burros, perros y más desechos. Hay mataderos clandestinos en la zona de la calle 10 entre las carreras 42 y 43. Todas las autoridades se dedican a ignorar el tema”, manifestó Manuel José Castillo, comerciante de Barranquillita.
Otra versión extraoficial apunta a que un mayorista de vísceras tuvo problemas con su cuarto frío y le dio la carne a perros callejeros, los cuales se intoxicaron y fueron finalmente tirados al caño.
El mal manejo de los desechos, situación que hace varias décadas espera una solución radical, se acentúa por la falta de alcantarillado en el sector. Miembros de Asaba (Asociación de Abarroteros) expresan que durante la Alcaldía anterior debió entregarse un alcantarillado terciario en Barranquillita, el cual aún no opera.
“Hay funcionarios como Jaime Pumarejo hablando de reformas y obras para el mercado. Estamos de acuerdo con esa clase de iniciativas, pero lo ideal es que tengan en cuenta las voces de quienes trabajamos en el mercado. Somos afectados por los desechos, la inseguridad, la invasión del espacio público y demás temas. Queremos que se hagan públicos los planes y así apoyar”, expresó Rodolfo Ramos, presidente de Corpocaribe y comerciante formal de carnes en una de las zonas más afectadas.
Luis Paz, vendedor de frutas, destacó que como movieron hace unos años a la gente de Las Colmenas ahora los mismos que allí vendían drogas, se encargan de distribuir y consumir todo el día junto al Mercado de Granos.
También en El Playón, La Magola y otras plazas contiguas a la calle 30 hay problemas con los techos.
Wilhelm Garavito M.
Redactor de ADN
Barranquilla.