Mientras millones de personas toman fotos para subirlas a sus redes sociales –con tan solo obturar y tal vez poniendo un filtro– en un proceso que no se tarda más de cinco minutos, Luis Morales puede demorarse horas para hacer una sola captura. “Hay que darle tiempo a la fotografía”, dice el artista sobre su nueva serie de imágenes que parecen pinturas abstractas y que juegan con la idea de la temporalidad.
Bajo el título ‘Lumen’, se presentan espacios sugestivos con varios elementos en común. Uno es que fueron tomadas en lugares que aluden a lo aséptico o que, a diferencia de las imágenes de ‘Aquí y Ahora’ –con la que se ganó el XI Premio Nacional Colombo Suizo de Fotografía– en esta serie no aparecen personas. “No está la presencia del ser humano pero sí está la presencia de la ausencia”, continúa el artista, nacido en Medellín en 1967. Se refiere a que, como anota el curador de la muestra, Luis Fernando Valencia, “el tiempo en ‘Lumen’ está conjugado en un inquietante futuro simple”.
Sin indicar en qué lugar se tomaron las fotos, detalles del mobiliario y otros objetos aluden a espacios que de forma casi automática disparan en la mente pensamientos como “en algún momento estaré allí”.
Ese es el futuro simple al que se refiere Valencia y que para el artista fue una interpretación que le pareció muy interesante: “La fotografía siempre recuerda el pasado, pero que te hable del futuro me pareció algo muy bonito. El poder proyectarse dentro de la imagen y pensar en la posibilidad de estar presente en un espacio”, continúa.
El punto de partida de esta serie fue una inquietud sobre qué es la fotografía, latente desde que esta dejó de ser solo un documento y se mezcló con lenguajes propios del arte. Esto se lo han preguntado artistas y teóricos como Roland Barthes, para quien la fotografía es algo inclasificable, a pesar de que se establezcan categorías.
Por eso, Morales y otros artistas vuelven a la misma pregunta para encontrar nuevas respuestas. En el caso del artista antioqueño, el desarrollo de esa pregunta se entrelazó con la pintura. Aunque el medio fue una cámara fotográfica, el proceso detrás de la elaboración de la imagen y el resultado se asemejan a aquellos propios del ejercicio pictórico. Unas recuerdan pinturas de artistas como el ruso Kazimir Malévich o de Eduardo Ramírez Villamizar, por nombrar algunos.
“Creo que los referentes vinieron después. Aunque a nivel del subconsciente estuvieron allí”, añade Morales, para explicar por qué si bien la fotografía fue el punto de partida, hubo elementos de la pintura que se ‘colaron’ en sus fotos.
Uno de estos es el cuadrado, cuya forma más evidente está en el formato de las fotos. Quería hablar de la fotografía y el cuadrado “me hablaba más que cualquier otro tipo de formato. El cuadrado ha sido muy fuerte a nivel de la historia del arte”, dice, para referirse a ‘Cuadrado negro’ (1913), de Malévich. “En ‘Lumen’ se ha llegado a un grado de complejidad en el que abstracción y figuración no son antípodas, sino que se incluyen mutuamente”, señala Valencia.
Encierro y maltrato
Ana Isabel Díez, también antioqueña, presenta ‘Pajaritos de oro’, que “nuevamente se refiere al tema del maltrato a la mujer, estableciendo paralelos con la naturaleza desde lo femenino (...)”, dice la artista. Nominada al Premio Luis Caballero el año pasado, con su proyecto ‘En - bola – atados’ abordó el tema de la violencia intrafamiliar interviniendo ropa de víctimas de este flagelo y trabajando con ellas.
En el trabajo que expone en la galería – cuya curaduría estuvo a cargo de Caridad Botella– la violencia y el sufrimiento son abordados desde la trata de mujeres. Díez se aproxima a esta situación sin ser explícita, a partir de símbolos como el dinero, que representa el lucro de quienes explotan a los seres humanos. Tomó varios billetes de pesos colombianos y de dólares estadounidenses y los convirtió en ‘tejidos en papel’ que plasman el carácter global de este problema. De igual forma, con obras en las que aparecen dibujados pasaportes de diferentes nacionalidades.
Mujeres anónimas representan a las víctimas y recuerdan que todas en algún momento, podrían serlo. Y los pájaros, el vuelo que emprenden tras creer “promesas brillantes y atractivas que casi nunca son cumplidas, ilusiones que invitan a levantar el vuelo, pero que al final coartan la libertad”, plantea Díez.
¿Dónde y cuándo?
‘Lumen’ y ‘Pajaritos de oro’ se exhiben en la galería Alonso Garcés. Cra. 5 n.° 26B-92. Bogotá. Informes: 337-5832 y 337-5827.
MARÍA ALEJANDRA TORO VESGA
Cultura y Entretenimiento