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Editorial: El reto del envejecimiento

Editorial: El reto del envejecimiento

La sociedad debe aprender a ver en sus viejos uno de sus activos sociales más valiosos.

26 de mayo 2016 , 08:06 p. m.

Saber que en apenas cuatro años en el país habrá un mayor de 60 años por cada dos adolescentes, y que las condiciones para atender a los adultos mayores de manera integral son deficitarias, es motivo de alarma.

De acuerdo con el Estudio Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento (Sabe), dado a conocer la semana pasada, hoy, la cifra de mayores de 60 años bordea el 11 por ciento de la población, cuando en el 2005 apenas representaban el 7,5 por ciento. Se calcula, de hecho, que en el 2020 existirán 6,5 millones de personas en estas condiciones, un crecimiento que en Colombia requirió 26 años, mientras que a Francia le tomó 115.

En consecuencia, algunos ya consideran que enfrentar esta inversión en la pirámide poblacional es el principal desafío social, económico y sanitario de la nación.

Aunque el aumento de la expectativa de vida –que hoy, en promedio, sobrepasa los 73 años, y que en las mujeres alcanza los 78– puede tomarse como uno de los principales indicadores de desarrollo y bienestar, también hay que reconocer que en muchos casos estos años ganados no necesariamente garantizan una vida en condiciones dignas. Basta ver, por ejemplo, que en materia de pensiones la cobertura para esta población, en general, no llega al 30 por ciento, con un desbalance significativo en las zonas rurales, donde una de cada diez personas ha cotizado para obtener este beneficio.

El estudio también evidenció que aquellos que carecen de ingresos sobreviven con el apoyo económico de sus familiares, y que las ayudas estatales solo cobijan, desde el plano económico, a uno de cada cinco adultos mayores.

Este desajuste financiero, que torna dependientes a la mayoría de los abuelos en el país, se relaciona de forma directa con la marcada disfunción, desde el plano laboral, que ellos arrastran incluso desde su cuarta década. Después de los 60 años, más de la mitad de los colombianos trabajan por necesidad y lo hacen en la informalidad y bajo condiciones adversas en términos de seguridad social. Y si bien hoy en salud casi se logra una cobertura completa, el acceso deja mucho que desear; a pesar de los esfuerzos del sistema, la atención integral de estas personas, con honrosas excepciones, no pasa del papel.

Prueba de ello son el bajo número de programas específicos de salud para ellas y la falta de recurso humano especializado, como geriatras y gerontólogos de escuela, que supere la oferta de centros de atención de garaje, que apenas son un paño de agua tibia y brindan servicios a precios desproporcionados.

Tal vez por eso Colombia ostenta una de las mayores tasas del mundo en hospitalización para la tercera edad, cuando las principales enfermedades que la aquejan pudieron haberse prevenido.

Si no se adecuan las estructuras económicas, sanitarias y sociales para enfrentar este fenómeno, la carga que representará esta población en el futuro será insostenible en todo sentido. Urge una reforma pensional que prolongue los años de cotización (para promover más vida activa útil), siempre y cuando haya trabajo digno y estable para la gente mayor. La sociedad, y eso no da espera, debe aprender a ver en sus viejos uno de sus activos sociales más valiosos.


editorial@eltiempo.com

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