El hecho de que las Farc estén hoy negociando con el Gobierno y el Eln se encuentre cerca de iniciar un proceso de paz tiene en gran medida una razón: las desmovilizaciones.
Las desmovilizaciones ayudan a desarticular las organizaciones guerrilleras desde su base. Pero, además, muchos de los desmovilizados se convierten en informantes que entregan datos valiosos para atacar a la guerrilla. De esta manera se ha logrado disminuir el pie de fuerza de los grupos al margen de la ley.
De acuerdo con cifras de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), entre 2003 y 2016 se desmovilizaron 57.923 miembros de organizaciones ilegales. El mayor pico de entregas se dio entre 2005 y 2006, que fue cuando se culminó el proceso de dejación de armas por parte de los paramilitares.
Las cifras reveladas por la ACR también dejan en evidencia las zonas ‘críticas’ para la desmovilización en Colombia. La zona donde más personas han dejado las armas (15.255) es el Urabá Antioqueño, especialmente los departamentos de Antioquia y Córdoba, región reconocida por la alta presencia de grupos de autodefensas en su momento y ahora de bandas criminales.
En el caso del Meta, el tercer departamento con mayor número de desmovilizados, hay que aclarar que fue en su momento una de las regiones con mayor presencia guerrillera. De hecho fue en esa zona, en La Macarena (Meta), donde murió en una operación de las Fuerzas Militares alias ‘Mono Jojoy’, quien era uno de los hombres más fuertes del ala militar de las Farc.
Además fue en esta región en la que se dio la zona de despeje para adelantar diálogos de paz con las Farc entre 1998 y 2002. La zona de distensión comprendía los municipios de La Uribe, La Macarena, Vistahermosa, y Mesetas, ubicados en los departamentos de Meta y Caquetá.
De la guerra a la vida civil
El proceso de volver a la vida civil no se hace de la noche a la mañana. Los desmovilizados ingresan a un proceso de evaluación y seguimiento, en el que se busca garantizar la reconciliación y la no repetición de conductas violentas.
De los 57.923 desmovilizados que se registran hasta el momento, 85 por ciento ingresó al proceso de reintegración, mientras que el restante 15 por ciento, a pesar de que se documenta su dejación de armas, no hizo parte del proceso.
JAVIER FORERO
POLÍTICA