La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), uno de los templos para la protección de los derechos humanos en la región, está agonizando. Así al menos lo presenta su secretario ejecutivo, Emilio Álvarez, en entrevista para EL TIEMPO. Según dijo, si en el próximo mes no se soluciona la crisis económica por la que atraviesa, casi el 50 por ciento del organismo desaparecerá.
En la entrevista, Álvarez apunta su dedo acusador hacia los Estados, que dice, no están comprometidos con la protección de los DD. HH. en la región.
Acaban de publicar un muy inusual comunicado en el que anuncian la crisis económica por la que atraviesa la CIDH. ¿Es así de grave?
Es prácticamente un estado de quiebra que refleja el nivel en el que los estados miembros tienen a la CIDH y que se había podido contener por las contribuciones de otros países (no de la región) a los que les importan los DD. HH., pero que ahora han dejado a América Latina y han puesto su interés en otros lugares como Siria, Turquía y África.
Los estados miembros tienen una narrativa muy comprometida con los DD. HH., pero tienen una chequera muy pasiva. Dicen que es que no tienen dinero, pero uno se pregunta por qué estos mismos dan 13 millones a la Corte Penal Internacional -lo cual está bien- pese a que no manejan ni un solo caso en la región, pero a la CIDH le dan 200.000 dólares en un año pese a que tenemos 7000 procesos pendientes. Hay una distancia muy notable entre el discurso pro derechos humanos y el apoyo concreto.
¿Nos podría explicar la crisis en cifras específicas?
El presupuesto anual de la CIDH son unos 10 millones de dólares. Unos 4.5 millones de dólares vienen del fondo regular de la OEA, donde los fondos de la CIDH son apenas el 6 por ciento del total (fondos que aportan los estados). Y eso ya en sí es revelador. Dicen que somos prioridad, pero ese 6 por ciento no lo indica.
El resto de los dineros llegan de fondos específicos que tienen tres componentes: donaciones voluntarias de los estados miembros, donaciones de los países observadores (en su mayoría europeos) y otros fondos menores de agencias y universidades para becas. Los europeos dejaron de darnos fondos y los aportes voluntarios se cayeron. De estos, EE. UU. pone el 90 por ciento (unos 2 millones de dólares). Lo cual es un contrasentido pues Washington no firma las convenciones americanas, sí pone plata, pero los otros Estados las firman todos, pero no ponen la plata. Necesitamos un sistema interamericano donde todos den dinero y todos firmen.
¿Entre ese grupo de países cómo está Colombia?
Colombia es uno de esos que antes aportaba a la CIDH, pero que ha venido reduciendo sus contribuciones. Llegó a dar 400.000 dólares, luego 200.000 y el año pasado 50.000 dólares. Este año no nos han dado nada. Hemos hablado con el Estado, hemos hablado con el vicecanciller, le hemos expresado la situación en una carta a la Cancillería. Esperaríamos que el presidente Santos asuma el liderato para que se contribuya más con la CIDH.
¿Cuál es el escenario si esto no se corrige pronto?
Tenemos financiación hasta el 31 de julio. Si no se hace algo, el 40 por ciento del personal (unos 30 empleados) perderían sus cargos, y tendríamos que disminuir el estudio de medidas cautelares que se expiden con carácter de urgencia, el procesamiento de casos frente a los que ya hay un retraso considerable por falta de personal, no tendríamos capacidad de viajar a los países para monitorear la situación de DD. HH. y se suspenderían las audiencias públicas previstas para julio y octubre. Lo cual dejaría sin voz a las víctimas que vienen a defender sus casos y a más de 350 organismos de la sociedad civil. Nos hace falta una cifra cercana al millón de dólares para llegar al final del año.
¿Y cómo se llegó a esta situación?
Esto lleva ya varios años y no puede seguir así. Los europeos se preguntan, por ejemplo, por qué los latinoamericanos hablan de avances y crecimiento, pero no se encargan de su sistema de Derechos Humanos. Parece que no hay interés y no es una prioridad la defensa de las víctimas en la región. Se requieren medidas concretas para sacar a la CIDH de esta condición de precariedad. Porque al final del día la comisión no es un fin, sino un medio para la protección de víctimas de violaciones de derechos humanos, para fortalecer la justicia y la democracia en el continente.
Los trapos sucios, dice el refrán, se lavan en casa. ¿Por qué en este caso han salido al público a ventilar la situación?
Porque llevamos varios llamados y no se ha hecho nada. En abril de este año hicimos los últimos tres y ningún Estado dio acuso de recibo. Y el dinero se está acabando.
¿Cómo cree que se puede solucionar esta situación?
Yo veo dos formas. La primera es que la CIDH tenga muchos más recursos del fondo regular de la OEA. Es decir, que pase del 6 al 12 por ciento. Y la segunda es que las contribuciones voluntarias lleguen. Yo entiendo que en la región hay crisis económica, decrecimiento, pero hay dinero para ciertas cosas, solo que no para los DD. HH. Están dejando morir a la CIDH. Lo que esperamos es que este tema sea uno de los puntos centrales a tratar en la Asamblea General ahora en junio que se celebra en República Dominicana.
Desde hace años se viene hablando de los esfuerzos de algunos Estados por limitar el alcance de la CIDH. ¿Tiene esto algo que ver con la actual crisis?
Parecía como una nueva forma. En lugar de discursos políticos y frases estridentes, ahora es la asfixia económica por acción o por omisión.
Embajador colombiano responde
El embajador de Colombia ante la OEA, Andrés González, una vez publicada la entrevista con Álvarez Icaza salió a defender la actuación del país frente a la crisis económica por la que atraviesa la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y aseguró que el gobierno de Juan Manuel Santos continuará haciendo esfuerzos para asegurar su viabilidad.
"Colombia siempre ha apoyado a la Comisión y a la Corte Interamericana. Y sin duda lo seguirá haciendo. Es indudable que se requiere la asignación de más recursos para que la CIDH pueda cumplir con su muy importante función y en esa tarea Colombia va a colaborar", le dijo el diplomático a este diario.
De acuerdo con González, el país ha estado coordinando varias reuniones con naciones amigas precisamente para reunir apoyos tanto para la CIDH como par la Corte IDH, que también está en dificultades financieras.
El embajador también explicó que Colombia se ha parado firme frente a posibles recortes al presupuesto regular de la CIDH ahora que la OEA -órgano del que depende la Comisión- ha entrado también en crisis financiera.
Fuentes autorizadas le dijeron a EL TIEMPO que este organismo tiene un desfase de US$ 13 millones de dólares que debe corregir en brevedad y por lo tanto se avecinan ajustes masivos a todo nivel.
La CIDH recibe el 6 por ciento del presupuesto anual de la OEA pero podría perder aún más si termina haciendo parte de los ajustes financieros que se avecinan.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
En Twitter: @sergom68