Los dos primeros favoritos para la victoria de Roland Garros en entrar en juego, el británico Andy Murray y el suizo Stan Wawrinka, cedieron los dos primeros sets y si el helvético pudo remontar al escocés la falta de luz le obligó a aplazar su partido.
Wawrinka estuvo a punto de convertirse en el primer defensor del título que cae en la primera ronda de Roland Garros y se vio obligado a remontar contra el checo Lukas Rosol, a quien acabó derrotando 4-6, 6-1, 3-6, 6-3, 6-4, en tres horas y once minutos.
Era el segundo duelo entre ambos tenistas en menos de una semana y el checo demostró que no es un rival cómodo para el helvético. En semifinales de Ginebra necesitó tres set y ahora en París, tras haber ganado en su país, Wawrinka tuvo que buscar en el fondo de sus fuerzas para imponerse.
El defensor del título se reencontró con la pista Philippe Chatrier en la que el año pasado consiguió frente al serbio Novak Djokovic el segundo Grand Slam de su carrera. Muy impreciso, lejos del brillo que le hizo derrotar al número uno del mundo hace un año, Wawrinka parecía atenazado por la falta de frescura, apenas dos días después de haber levantado el título en Ginebra.
Rosol, que no le había ganado ninguno de los cuatro duelos -dos de ellos este año, también jugaron en el pasado Abierto de Australia-, llegó a creerse la victoria. Pero el suizo reaccionó en el cuarto set a medida que el juego del checo, menos habituado a los maratones a cinco mangas, iba aflojando.
Wawrinka afrontó su defensa de Roland Garros tras haber ganado en Ginebra su único torneo del año sobre arcilla, un triunfo que le daba moral para afrontar la defensa de la Copa de los Mosqueteros pero que le restaba perspectiva de preparación.
Y Wawrinka, que hace dos años ya cayó en París en primera ronda cuando acudía como vencedor del anterior Grand Slam, el Abierto de Australia, hizo temer a sus 'fans' por un nuevo descalabro. Murray dormirá con el miedo en el cuerpo.
Su rival era de lo más incómodo, el veterano checo Radek Stepanek, a sus 37 años el más viejo en participar en Roland Garros desde el estadounidense Jimmy Connors en 1992. El partido se suspendió cuando el resultado era de 6-3, 6-3, 0-6, 2-4 y se habían disputado algo más de dos horas. Se restablecerá este martes en la misma pista, la central y ahora el viento está de cara para el británico, aunque Stepanek tendrá tiempo de recuperar el aliento que parecía faltarle.
Su tenis incómodo, su juego variaciones permanentes desquiciaron en las dos primeras mangas a un Murray que es número dos del mundo y al que muchos cuelgan el cartel de favorito desde que derrotara a Djokovic en la final del torneo de Roma.
No sabía a qué atenerse el escocés frente al abanico de golpes que le llegaban de enfrente, de un tenista que se resiste a jubilarse incluso pese a que los resultados ya no son buenos. Hace un año, víctima de un misterioso mal, perdió en quince días el cincuenta por ciento de su masa muscular.
Lejos quedaba el tenista que había llegado a ser 8 del mundo. Pero pese a su peor escalafón, nadie quiere a un Stepanek al otro lado de la red. Cualquier cosa menos el checo. Y Murray tampoco. La jornada sirvió también para que el japonés Kei Nishikori, quinto favorito, completara el duelo que había quedado pendiente la víspera y se clasificara contra el italiano Simone Bolelli por 6-1, 7-5, 6-3.
En el cuadro femenino, la polaca Agnieszka Radwanska, segunda favorita, se clasificó por la vía rápida, 6-0, 6-2, contra la serbia Bojana Jovanovski. Más problemas tuvo la española Garbiñe Muguruza, cuarta cabeza de serie, para superar la primera ronda contra la eslovaca Anna Karolina Schmiedlova (3-6, 6-3, 6-3), mientras que la rumana Simona Halep, sexta cabeza de serie y finalista en 2014, apenas tembló contra la japonesa Nao Hibino (6-2, 6-0).
EFE