Hace unos tres años, el Banco de la República trajo desde Canadá 10 obras de Noé León, uno de los exponentes de la pintura primitivista en Colombia. Un coleccionista, ya mayor, quiso que los cuadros reposaran en una institución que pudiera conservarlos y se puso en contacto con esta entidad.
“Fue muy bonito porque estas obras nunca se habían visto. Sirvió para mirar y poner sobre la mesa a artistas que a veces pasan al olvido”, dice la historiadora Sigrid Castañeda, quien curó ‘Aparente ingenuidad. Pintores primitivistas en la Colección de Arte del Banco de la República’.
Esta es una mirada a artistas que, como León, ejercieron diferentes oficios y llegaron al arte tras haber vivido otras experiencias, y que estuvieron, en su mayoría, lejos de las academias de arte.
León (1907-1978) pasó su vida entre Ocaña y Barranquilla. Fue policía, vendedor y empezó pintando barriles de cerveza. Como muchos de los que se rebuscan el dinero a diario, se ideó con un amigo suyo, Rubén Quintero, pintar paisajes y escenas cotidianas en vinilos. Cuando llegó al famoso bar La Cueva, Eduardo Vilá lo descubrió.
Críticos como Germán Rubiano alabaron su trabajo como primitivista. Incluso Marta Traba, aunque posteriormente dijo que había perdido su encanto. Claro, empezó a tener fama y en medio de la premura por pintar las obras que le encargaban y subsistir, se perdió un poco el encanto de lo manual, como todo lo que se produce en masa. Además, lo empezaron a falsificar. Estos son solo algunos datos sobre su fascinante vida que se presentan en la exposición.
Entre los artistas también hay personajes cuya vida no fue tan difícil. Está el caso de Sofía Urrutia, quien estudió con Guillermo Wiedemann, pero se empeñó en una pintura infantil, o naif, como se le conoce a este tipo de arte.
“El primitivismo tiene varias características, como el color plano, la falta de proporción, o de punto de fuga, y que la narrativa es muy simple, aparentemente”, explica Castañeda.
Para un artista que domina el volumen y a quien no le quedan las manos desproporcionadas en un cuadro, estos pueden resultarle ingenuos. “En el caso de María Villa, sus pinturas se pueden ver como mal hechas. Pero, cuando se ve la fuerza del trazo, el uso del color, su obsesión con poner su nombre en la obra y titularla, se ve una fuerza creadora en ella, que si bien no sabe a qué responde, nos da un producto artístico de una gran calidad”, agrega Castañeda.
“¿Cuántos de estos artistas siguen produciéndose a diario en el contexto nacional y nadie se da cuenta de sus obras porque para muchos no son significativos?”, se pregunta Castañeda, quien dará una visita especializada para el público el 26 de mayo, a las 4 p. m.
Los artistas que exponen
Marcial Alegría, Darío Benítez, Diógenes Bustos, Luis Fonseca, Édison Lara, Darío Jiménez, Noé León, Alfredo Piñeres, Sofía Urrutia, Alberto Velandia, María de los Ángeles Villa y Marco Tulio Villalobos, entre otros.
¿Dónde y cuándo?
Hasta el 22 de agosto. Casa Republicana, Biblioteca Luis Ángel Arango. Calle 11 n.° 4 - 14. Bogotá. Teléfono: 343-1224. Entrada libre.
MARÍA ALEJANDRA TORO VESGA
Cultura y Entretenimiento