“Soy una avanzadora porque me ha tocado trabajar sola y he podido salir adelante. También porque he ayudado a más mujeres que han pasado por la misma situación”.
Era el 25 de abril de 1990. Nancy Milena trabajaba en la finca Altamira, que pertenecía a la empresa Cartón de Colombia, en El Tambo (Cauca). Ese día llegaron guerrilleros del sexto frente de las Farc al corregimiento y tras cometer varios atropellos con otros ocupantes de la finca, Nancy fue abusada.
El paso siguiente ni siquiera fue la atención médica si no huir. Ella y su familia tuvieron que salir de su vereda, luego llegar a una ciudad y dormir en la calle. Son recuerdos que es mejor dejar guardados… su padre y su hermano murieron… se desplazaron con los sobrevivientes hasta Popayán y allí empezó a reconstruir su vida pero sus hijas y sus hermanas también pasaron por muchas cosas horribles.
Aún así, el dolor hay que transformarlo. Nancy logró conseguir ayuda psicológica y sus hijos le dieron la fuerza para seguir. Ella sabía que no se podía derrumbar porque ellos estaban ahí. Se siente orgullosa de ser una madre cabeza de hogar y sabe que Dios le ha dado cada bocanada de aliento cuando ha intentado claudicar.
“No podemos quedarnos calladas. La vida continúa, debe continuar. Hay que dejar el pasado atrás y seguir adelante por nuestros hijos, y para demostrarles a todas las mujeres que lo importante es seguir adelante. Puede sonar irónico, pero le damos gracias a Dios porque por lo menos nos dejaron vivas”.