Lo que una madre o un padre menos quieren para sus hijos es el mal. Hay cosas que son inevitables y que los niños deben vivir en su camino a la madurez, pero que sean molestados gratuitamente es algo que provoca enojo, impotencia y, también, tristeza.
La psicóloga Mercy Iriarte, explica que la intimidación puede ocurrir en diversos lugares, como la calle o el parque, pero principalmente está relacionado con el entorno escolar. "Se trata de dinámicas de abuso de poder, en las cuales una persona humilla a otra para sentirse superior, valiéndose de todo tipo de herramientas de agresión como burlas, insultos y maltratos físicos", afirma.
El problema es que muchas veces las víctimas esconden la situación y los padres saben que son objeto de ‘bullying’ recién cuando se hace insostenible para el niño y este, de alguna manera, explota.
La especialista sostiene que para evitar llegar a este punto, el rol de los padres es fundamental, ya que son ellos los que deben estar alertas y observar las conductas de sus hijos, para hablar con ellos e informar de forma oportuna al colegio para que tome cartas en el tema.
Síntomas
En este sentido, la psicóloga enumera ocho actitudes o síntomas que los padres pueden tomar como una señal de alarma:
- Alteraciones del sueño
- Trastornos de alimentación
- Irritabilidad
- Depresión
- Ansiedad
- Dolor de cabeza
- Pensamientos destructivos, como el deseo de morir
¿Qué hacer?
Si los padres detectan algunos de estos signos en su hijo, la mejor manera de confirmar sus temores es conversar con el niño y hacerle preguntas naturales como ¿qué hiciste en el colegio?, ¿estuvo entretenido tu día?, ¿hay algo que no te gustó?, etc.
"Lo principal es observar al menor y dialogar con él, porque a veces las víctimas tienen tanto miedo que no se atreven a contarlo en casa o se avergüenzan de ello", advierte Iriarte.
Consejos puntuales
Una vez corroborado que el niño es víctima de ‘bullying’, la psicóloga entrega los siguientes consejos:
- Mantener la calma y no demostrar preocupación frente al niño. Él tiene que ver determinación y positivismo en el rostro de los padres.
- No esperar que el hijo resuelva solo la situación y, mucho menos, con violencia. Esto, lejos de solucionar el problema, podría ocasionar más estrés en los niños o adolescentes. Se deben fomentar, en cambio, valores como la responsabilidad y solidaridad.
- Trabajar conjuntamente con el colegio para resolver el problema de forma inmediata. Hablar con los profesores y pedirles ayuda.
- Evitar que en casa haya gritos, golpes o insultos. Se debe recordar que los niños son un reflejo de lo que viven en casa.
- Enseñarle a los hijos a controlar sus emociones e impulsos.
- Relacionarse y conocer a los amigos de los hijos.
EL MERCURIO DE CHILE / GDA