Sin comida, sin dinero y deambulando por la calle, se encuentran personas provenientes de Haití y Cuba, que tras la prohibición del paso de migrantes irregulares de Colombia a Panamá, se encuentran represados en el municipio de Turbo, Antioquia, y en Sapzurro, corregimiento de Acandí, en el Chocó.
A pesar del clima húmedo y de la constante lluvia, estas personas han pasado la noche a la intemperie, en la Plaza de la Iglesia de nuestra Señora del Carmen, en el municipio del Urabá antioqueño. La comida, que escasea, les ha sido suministrada por la Alcaldía y por algunos particulares que se han compadecido de la situación que atraviesan.
Esta es la situación de casi 500 migrantes. Uno de ellos es Alejandro Labarte, de 32 años, que hace un mes salió de Cuba junto a su esposa, con el objetivo de llegar a los Estados Unidos, donde lo espera parte de su familia.
“Mi esposa está en Ecuador en este momento y yo tomé la decisión de venirme, pero ha sido un viaje de percances, de dificultades en el camino. Anoche no pude pagar el hotel y me tocó pasar la noche en el banco de un parque, por eso estoy ronco, con gripa y picado de los mosquitos”, cuenta Labarte.
El equipaje de Alejandro es liviano, solo unas cuantas franelas, pantalones, un celular y el cargador. Con eso ha sobrevivido ocho días de viaje, desde la Habana, pasando por Brasil y Ecuador, hasta llegar a Colombia. Ya lleva dos semanas en Turbo y le han propuesto que regrese a su país, pero él se resiste a abandonar sus sueños de llegan a Estados Unidos.
“No tengo un peso, he sobrevivido porque la gente acá, que es tan buena y solidaria, nos ha ayudado de muchas maneras. Sin embargo, la situación es muy difícil, casi invivible. Muchos de los otros inmigrantes cubanos vendieron todo para venirse y en el camino han sido robados y maltratados”, cuenta Labarde.
En Turbo, dice el joven, aunque ha sido difícil, se ha sentido a salvo de los delincuentes y ha encontrado familias que le ha tendido una mano: “cuando uno viene de ilegal es muy difícil confiar, pues todos quieren aprovecharse de esta situación, pero a pesar de eso hemos recibido mucha ayuda”, expresa.
Según el alcalde de Turbo, Alejandro Abuchar González, los migrantes, de nacionalidad haitiana y cubana, recibieron en la mañana del pasado miércoles el salvoconducto de la Oficina de Migración Colombia, pero la mayoría de ellos, sobre todos los cubanos, han decidido quedarse, ya que encuentran que en la frontera su paso será nuevamente restringido.
“Ellos dicen que prefieren seguir, pero mientras tanto quieren legitimidad para quedarse aquí, pero nosotros no tenemos ni la autonomía ni la capacidad económica. Eso le corresponde a la Cancillería”, advierte el mandatario.
Por ahora, dijo Abuchar, la alcaldía puede brindarles algunas de las comidas y puede adecuar un lugar que les sirva de hospedaje. Su preocupación es que los migrantes sean explotados por delincuentes como ‘los Coyotes’, para pasar la frontera.
Alejandro, que está afónico por la brisa y la lluvia de la madrugada de del martes, confía en que podrá dormir los próximos días en un lugar cerrado, donde no entren los mosquitos y esté protegido del mal clima. Pero sobre todo, espera seguir su viaje sin peligros, sin la exposición a los coyotes, o al paso por la selva del Darién.
“Le pedimos al presidente y al pueblo de Colombia que hagan las acciones correspondiente para que podamos continuar, porque regresar es irnos a la perdición. Esperamos una respuesta positiva, una decisión correcta que nos favorezca a ambas parques y que no cause ningún tipo de dolor humano”, agrega el líder cubano.
PAOLA MORALES ESCOBAR
Redactora de EL TIEMPO
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