“Un aplauso, bien que se sienta... Estamos en vivo y en directo para toda la Costa a través de nuestro canal Telecaribe”. Tales fueron las palabras que aquella noche lluviosa del 28 de abril de 1986 retumbaron en la plaza Alfonso López, de Valledupar.
Era la voz estentórea del presentador Édgar Perea Arias (fallecido el pasado 11 de abril), quien hacía historia y no por una narración deportiva a la que tenía acostumbrado al país, sino por testimoniar ante el Caribe colombiano el nacimiento de su canal regional de televisión.
Fue hace 30 años, durante el Festival de la Leyenda Vallenata cuando la voz del ‘Negro’ Perea llegó a cientos de hogares costeños que seguían expectante la señal de Telecaribe. Perea saludó efusivamente a los integrantes del Binomio de Oro, al escritor David Sánchez Juliao y al cantautor Poncho Zuleta, quien, coincidencialmente, 30 años después fue uno de los homenajeados –con su hermano Emilianito– en el Festival que terminó el pasado primero de mayo.
“Telecaribe es uno de los espacios que la región se ideó y creó para hacer más visible las culturas y realidades de esta zona del territorio nacional y conectarla con el resto del país y del mundo, que desde 1986 llega con su señal a casi la totalidad de los 132.244 kilómetros cuadrados de los departamentos del Caribe colombiano, en donde habitan cerca de 9,7 millones de personas repartidas en 191 municipios”, subraya el libro El Caribe a través de su televisión, editado por la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda (Santa Marta).
Desde sus inicios el canal regional se ha constituido en el estandarte de la integración cultural del Caribe.
Primero fue ‘Telecabuya’
Los orígenes del canal se remontan a mediados de los 80, durante el mandato del presidente Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), cuando se aprobó el Decreto 3100 de 1984 que dio origen a la televisión regional en Colombia. Oportunidad que aprovechó el Caribe para gestionar su canal, impulsando el proyecto de televisión espontánea e informal que se venía gestando en Valledupar, conocido popularmente como ‘Telecabuya’.
Se trataba de una original idea que puso en práctica José Jorge Dangond Castro, administrador de empresas aficionado a las telecomunicaciones que vivió en Estados Unidos, donde alcanzó a incursionar en la producción de televisión alternativa para los hispanos.
De regreso a Colombia intentó repetir la experiencia desde su apartamento en Barranquilla, su lugar de residencia. Mediante la utilización de un sencillo transmisor buscó emitir señal de televisión, pero la topografía de la ciudad se interpuso y no le permitió lograr el objetivo.
Sin darse por vencido, decidió poner en práctica el proyecto en Valledupar, su pueblo natal, aprovechando que esa es una ciudad pequeña y plana.
Allí, desde el piso 7 del edificio Dangond, en el apartamento de sus padres, en el barrio Novalito, utilizando un modesto equipo de radio de 30 voltios de salida, tres betamax, dos cámaras –además de una antena colocada en la azotea del edificio– y una gran capacidad de ingenio, comenzó con las transmisiones del canal llamado Televallenato.
En una crónica del fallecido periodista Ernesto McCausland, Dangond cuenta cómo a través de la innovadora idea les estaba otorgando a los vallenatos la oportunidad de tener un canal de televisión en el cual se presentaba a sus propios artistas, manifestaciones culturales del folclor y en el que ellos mismos se podían ver cómo eran.
Desde Televallenato, los habitantes de Valledupar pudieron ver, por primera vez en la historia, a sus juglares metidos en la ‘caja mágica’, dando muestras de sus dotes con el acordeón, y el sonido alegre del vallenato.
En aquella época, la periodista Consuelo Araújo Noguera, también ya fallecida, en una de sus columnas en El Espectador, señaló que gracias a Televallenato los habitantes de Valledupar aprendieron a conocer las primeras campañas cívicas como no tirar los papeles a la calle, la bandera y el escudo de la ciudad, que muchos desconocían. “Sin tantos costos ni kilométricos estudios de factibilidad, se puede hacer televisión regional buena”, dijo.
Mientras tanto en Barranquilla, los gremios, liderados por la Cámara de Comercio, venían dando la discusión y poniendo en la agenda pública la importancia de tener un canal propio para la región Caribe.
De esa forma, sin que barranquilleros y vallenatos supieran lo que cada uno hacía por su parte, el proyecto de conformación del canal costeño estaba tomando cada vez más fuerza.
La vieja discusión pendiente entre ciudades rivales del Caribe colombiano se volvió a atizar cuando se comenzó a mirar dónde quedaría la sede del canal regional, y algunos miembros del proceso no dudaron en cuestionar el denominado ‘centralismo barranquillero’.
“Crear un canal regional en Barranquilla es como pretender volver a la cría del dinosaurio, cuando la realidad nos muestra que avanza en sentido contrario”, señalaba una editorial de El Diario Vallenato, de Valledupar (ya desaparecido), en 1985.
Sin embargo el proceso avanzó, pese a temas más delicados como los costos y la sostenibilidad del mismo proyecto en el tiempo, como quiera que algunos gobernadores llamados a financiar la iniciativa se mostraban escépticos, argumentando que la región tenía prioridades más urgentes que atender en sectores como salud, educación e infraestructura.
La intervención de empresas como la liquidada Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica (Corelca), que ofreció sus instalaciones y personal técnico para la entrada en operación de Telecaribe, fue decisiva para sacar adelante al canal. Fue así como el respaldo de periodistas, intelectuales y empresarios costeños empujaron la idea.
La iniciativa que en primera instancia se pidió para Valledupar, terminó cobijando a los siete departamentos de la región que también anhelaban tener su canal. El Ministerio de Comunicaciones le pidió a José Jorge Dangond que suspendiera las transmisiones de Televallenato, que a manera de ensayo estuvo emitiendo.
Finalmente, el 28 de abril de 1986, en la plaza Alfonso López de Valledupar, en pleno Festival Vallenato, en medio de una fuerte lluvia, la región Caribe vio en vivo y en directo el nacimiento de Telecaribe; motivo por el cual ese día se convierte en la fecha más importante del canal que acabó con la hegemonía de una televisión nacional en territorio caribeño.
Ver a los ídolos
Telecaribe ha sido uno de los pocos proyectos que integra a la región Caribe como una gran apuesta de unidad, identidad y esfuerzo colectivo.
Fue a través del canal que millones de habitantes del Caribe pudieron conocer el Festival de la Leyenda Vallenata; el estadio Metropolitano de Barranquilla el día de su inauguración; la nieve en los picos de la Sierra Nevada de Santa Marta; los parajes inhóspitos de la Serranía del Perijá; ver a ídolos de los equipos de fútbol, las fiestas como el Carnaval de Barranquilla y las corralejas de Sincelejo; los festivales de bandas y gaitas; los finales de la serie mundial de béisbol, con Édgar Rentería haciendo historia; las peleas de boxeo de Miguel ‘Happy’ Lora, y tantas otras producciones de trascendencia.
“Telecaribe fue producto de la inspiración de los costeños de tener su propio medio de expresión. Desde sus primeras señales de prueba, el canal se metió en el alma caribeña con transmisiones en directo de los más representativos eventos folclóricos, las noticias que interesaban a la región, los certámenes deportivos que jamás antes habían sido vistos, los personajes que le interesaban y toda una realidad que hasta entonces había sido ignorada...”.
Esto lo escribió Ernesto McCausland, el hombre que también ayudó con sus crónicas a mostrar a través de Telecaribe cómo es de verdad el costeño, pero que hoy, al igual que Édgar Perea, Rafael Orozco, Consuelo Araújo o David Sánchez Juliao, no está aquí para celebrar los 30 años del canal.
Fue Poncho Zuleta, con su canto sentimental y nostálgico quien recordó por qué es una leyenda viva de esta región.
A él también fue posible verlo a través de la señal de Telecaribe.
LEONARDO HERRERA DELGHAMS
Corresponsal de EL TIEMPO