Por algún lado tenía que aprovechar la escritora paisa Marcela Velásquez Guiral sus dotes naturales de contadora de cuentos. Hija de padre educador y de una mamá con 15 hermanos –como buena familia paisa–, Marcela creció acostumbrada a oír las muchas historias familiares que su progenitora le contaba. En especial en la época del apagón de 1992.
Por eso, además de trabajar como promotora de lectura, se lanzó a la escritura con su primer libro, Mira lo que trajo el mar. El año pasado, su novela Se resfriaron los sapos, que acaba de llegar a librerías del país, ganó el VII Premio de Literatura Infantil y Juvenil El Barco de Vapor-Biblioteca Luis Ángel Arango.
La trama aborda la historia de Abril (11 años) y Otoniel (14 años), dos niños hijos de un minero de la zona de La Floresta, en Yolombó (Antioquia), que resulta atrapado en una de ellas, cuando se presenta un derrumbe.
El libro también es un homenaje a esa población donde Velásquez nació en 1984 y que debió abandonar con su familia por culpa de la violencia. En sus calles se encontró por primera vez con la escritura. Allí creció jugando con sus amiguitas, que a los 13 años ya le encargaban las cartas de amor para sus novios.
La autora tiene grabada en su memoria la imagen de cuando una mina se derrumbaba. Entonces, el pueblo se paralizaba y todo el mundo se dedicaba a rescatar los trabajadores atrapados.
En la historia, mientras Otoniel y su mamá comienzan a ir a la mina a mirar las labores de rescate del padre, Abril decide quedarse en la casa. “De pronto ella empieza a inflar globos y el hermanito se enoja y le dice: ‘no estamos para fiestas, por qué anda en esas. Ayúdenos por lo menos a arreglar la casa y a preparar la comida’. Pero ella no se baña ni come. Solo trata de inflar la mayor cantidad de globos”, anota Velásquez.
“Yo no volví a mi pueblo nunca y esa nostalgia se traduce en este libro, que es un homenaje a mi padre, que murió hace seis años, y a mis amigos mineros. Y aunque yo no estoy de acuerdo con ese oficio, fue lo que a mí me tocó vivir en esa época”, explica la autora.
La obra es un conmovedor acercamiento, desde la óptica juvenil, al drama de la minería ilegal en este país, pero también una reflexión fresca sobre la muerte, que Velásquez combina en la historia con un desenlace conmovedor. En él, tendrán papel protagónico los globos que infla sin cesar Abril, la protagonista.
“Toda mi experiencia ha sido el trabajo con formación de lectores y escritores, desde el vientre hasta grandes”, comenta la autora, quien tiene una maestría en literatura infantil y promoción de lectura de la Universidad de Castilla-La Mancha (España).
Además, se declara una gran lectora y admiradora de plumas consagradas de la literatura infantil y juvenil, entre las que destaca a la brasileña Marina Colasanti y a las argentinas María Teresa Andrueto y María Elena Walsh.
CARLOS RESTREPO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO