La vida del hombre más obeso del país, como lo cataloga Salvador Palacio, el fundador de la entidad antioqueña Gorditos de Corazón, sigue en la ruta de bajar 300 kilos. Óscar Vásquez Morales, que ha llegado a pesar 400, fue trasladado este lunes de su casa en un humilde barrio del municipio Palmira hasta la clínica Desa, en la calle 5D con 38, de Cali.
En ese operativo volverán los bomberos de Palmira (10 voluntarios y dos paramédicos) a ayudar a este hombre, de 1,71 metros de estatura, primero, a sacarlo de su habitación en una vivienda del barrio Sesquicentenario, de Palmira. Ya lo han ayudado dos veces anteriores, una para un examen en febrero de este año, en Cali, y luego para un electrocardiograma, en su ciudad natal.
Es así que el Cuerpo de Bomberos dispuso, de nuevo, un carro de bomberos, unidades de rescate y una ambulancia. Como las dos veces anteriores, sacar a Óscar no es el problema porque puede caber a través de la puerta de su habitación y se puede evacuar por el garaje de la casa. Lo complejo es la camilla, según los Bomberos.
Y es que una camilla convencional puede soportar hasta 150 kilos de peso. Por eso, los bomberos han improvisado una con varillas y una lona de una carpa.
De acuerdo con el fundador y director de Gorditos de Corazón, fundación de Medellín, Óscar fue sometido a las 11:00 de la mañana de este lunes a un implante de un balón gástrico. Será una de las primeras intervenciones en los próximos meses. Este balón gástrico es el resultado de la lucha, según Palacio, tras una tutela que interpuso Óscar para que la Nueva EPS cubriera esta intervención. Pero para ello, el palmirano, de 44 años, tuvo que bajar más de 25 kilos.
Óscar está animado. Su familia no lo había visto así por muchos años y dispuesto a adelgazar. Ahora, de la mano de Gorditos de Corazón, con especialistas, psicólogos y otros profesionales expertos en nutrición supervisan su dieta y dirigen sus terapias, para de paso subirle la autoestima que ha venido perdiendo. No obstante, no es una tarea sencilla, pues Óscar padece, además, de linfedema severo pélvico, es decir, una inflamación severa provocada por acumulación de líquido linfático y componentes proteínicos y de grasas, en el tejido que rodea ciertos órganos.
Palacio señala que la recuperación de Óscar se deberá hacer en tres fases. La primera con la implantación de un balón gástrico, luego con una manga gástrica y, finalmente, con un bypass gástrico.
El antioqueño dice que todo este proceso puede tardar unos dos años y medio, pero resalta que lo importante es que la EPS reconociera la intervención del balón, tras haber interpuesto, además, una denuncia ante la Superintendencia de Salud.
En el pasado, la familia de Óscar trató, por su cuenta, de empezar el proceso de adelgazamiento y de que una clínica lo pudiera operar, pero no tuvo apoyo para lograr el balón gástrico. Posteriormente, Hernán, hermano de Óscar, contactó a Gorditos de Corazón, una fundación que al año recibe unas 4.300 solicitudes de colombianos que sufren obesidad mórbida para ser ‘rescatados’ de esta enfermedad y lograr que mejoren su autoestima y dejen de lado ideas, de algunos de ellos, como el suicidio.
“La obesidad extrema no solo supone un peso exagerado para Óscar, también lo ha hecho protagonista de una metamorfosis y un aumento progresivo que ha deformado su cuerpo más allá de cualquier proporción humana. También sufre una severa apnea del sueño”, añade el directivo de Gorditos de Corazón.
Óscar pesaba más de 100 kilos cuando estaba en el colegio, que luego dejó por la muerte de su padre, Moisés Vásquez. Pero hace 10 años, cuando su madre, Fanny Morales, murió por un infarto en su vivienda, el palmirano asegura que entró en una profunda depresión que lo hizo volverse un consumidor de comida compulsivo.
Este lunes, Óscar se mostraba nervioso, pero contento. Insiste en que quiere bajar de peso y no ser más uno de los 200.000 colombianos en todo el país con esta enfermedad, según datos de la Asociación Colombiana de Obesidad y Cirugía Bariátrica (Acocib).
Por ahora cumple uno de sus sueños: el balón gástrico. Quiere levantarse de la cama, caminar y bañarse sin ayuda, como un hombre de menos de 100 kilos, que es el peso que aspira a alcanzar.
Más adelante quiere volver al colegio y terminar su bachillerato para estudiar, por qué no, Arquitectura. Luego, con esos sueños realizados quiere también enamorarse, idea que ha preferido evitar en los últimos 20 años, teniendo en cuenta que en ese lapso ha salido de su casa en Palmira solo tres veces. Este lunes completó la cuarta salida.
CALI