Las obras en Hidroituango, la que será la hidroeléctrica más grande del país, superaron el 50 por ciento de avances, según los últimos reportes entregados por EPM sobre el megaproyecto que se desarrolla desde finales del 2012 entre los municipios de Ituango y Briceño, en el norte de Antioquia.
Las máquinas moldean actualmente una gigantesca presa construida con 20 millones de metros cúbicos de rocas, y que alcanzará una altura de casi dos veces el edificio Coltejer en Medellín (225 metros). Ese sector, informó EPM, está en un 32 por ciento de avance. Otro punto, la casa de máquinas, es hoy una caverna de 250 metros de largo y 49 metros de altura (equivale a un edificio de 16 pisos), pero será el corazón del proyecto. Allí se ubicarán las ocho turbinas tipo ‘Francis’ de 300 megavatios (MW), cada una, la primera de las cuales entrará en operación a fines del 2018.
EPM informó que este sector fue terminado en la zona norte, y que allí estarán las primeras cuatro turbinas; y en la zona sur ya llega al 80 por ciento.
Otro sector clave, el vertedero, un canal para controlar las crecientes del río Cauca, lleva un 72 por ciento de construcción.
“No fue fácil pero estamos acorde al cronograma. Tuvimos un retraso de 18 meses por factores como informalidad en la tenencia de la tierras, lo que dificultó la compra de predios, problemas geológicos, protestas sociales que se oponían a las obras y bloqueaban las vías, y la construcción de carreteras de acceso”, explicó Luis Javier Vélez, vicepresidente de proyectos de Generación de Energía de EPM.
Esos inconvenientes obligaron a los encargados a realizar un plan de aceleración que, según cuenta Vélez, se ha cumplido, pues “aquellas dificultades se han solucionado”.
La hidroeléctrica se ha construido en medio de una dura situación de orden público. En la zona operan dos frentes de las Farc, y según un reporte del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, han fallecido más de 30 soldados y otros 60 han resultado heridos. “Ellos son héroes, ellos y todos lo que hacen esto posible”, señaló.
El proyecto, hasta ahora, ha generado 8.600 empleos directos y otros 25.000 indirectos, según el reporte que entregó EPM.
Aunque las obras han recuperado el ritmo, la resistencia de algunas comunidades en la región se mantiene. A mediados de marzo, cerca de 200 personas –entre pescadores, barqueros y jornaleros– se tomaron el campus de la Universidad de Antioquia, para quejarse sobre los impactos negativos que ha tenido el proyecto, según ellos, en su forma de trabajar, en sus viviendas y en el ambiente. De hecho, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) tiene actualmente suspendida una de las vías de acceso por un daño ambiental en el río Cauca.
“Yo creo que es justo escuchar a estos ciudadanos que tienen quejas que son razonables”, dijo el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, quien se reunió con 14 representantes de la comunidad. Por otro lado, Isabel Zuleta, vocera del Movimiento Ríos Vivos, expresó que con la administración anterior también tuvieron mesas de trabajo con las que no se lograron adelantos. Lo que buscan, dijo, es la generación de un decreto que contemple una compensación para las personas afectadas por la construcción de la represa.
DAVID ALEJANDRO MERCADO
Enviado especial de EL TIEMPO
Ituango (Antioquia)