Veintiún días antes del feminicidio de Rosa Elvira Cely, su asesino, Javier Velasco –que purga una pena de 48 años de prisión–, tenía vigente una orden de captura por acceso carnal violento de dos de sus hijastras en el 2007, a cuya madre golpeaba. Las autoridades dijeron en ese momento que desconocían que Velasco era buscado.
“No conocíamos la orden de captura, que cuelgan en un sitio para todas las agencias de seguridad del Estado, no sabemos por qué no la teníamos”, aseguró el general Luis Eduardo Martínez, excomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
En el 2003 Velasco había asesinado a machete a Dismila Ochoa, pero burló la condena al lograr que lo declararan inimputable por una supuesta enfermedad psiquiátrica y tras un tratamiento de seis meses quedó libre. También violó a una trabajadora sexual en el 2008, a la cual golpeó hasta la inconsciencia porque ella se negó a tener relaciones sexuales sin condón.
Desde el 2012, Javier Velasco está en la cárcel La Picota por tres condenas en su contra: el feminicidio de Rosa Elvira Cely, el acceso carnal violento de sus hijastras y el de la trabajadora sexual.
Las condenas le sumaban a Velasco más de 90 años de cárcel, sin embargo, como en el país la pena máxima de prisión es de 60 años, y el asesino aceptó todos los cargos, obtuvo una rebaja en la tercera parte de su pena: pagará 48 años. La rebaja pudo ser de la mitad si hubiera aceptados sus crímenes, al ser capturado el primero de junio de 2012.
BOGOTÁ