Revivir el proyecto del exalcalde Luis Eduardo Garzón y hacer una troncal de TransMilenio por la carrera 7.ª es una de las apuestas de la administración de Enrique Peñalosa para resolver los problemas de movilidad en este corredor, uno de los más importantes y congestionados de Bogotá.
Según Alexandra Rojas, gerente de TM (en varios medios de comunicación a principios de este año), el proyecto comenzaría en la calle 32 y finalizaría en la 170, tal como se planteó en los estudios del 2007. Sin embargo, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) ha señalado en varias entrevistas que no descarta que el corredor pueda iniciarse en el portal 20 de Julio y terminar en la calle 183.
En abril, Peñalosa estimó que el costo del megaproyecto ascendería a un billón de pesos, y expertos como Darío Hidalgo, director de transporte en el World Resources Institute (WRI) –que tiene un convenio con el Distrito–, calculan que deberían adquirirse cerca de 450 predios, para permitir la ejecución de las obras.
El debate se ha enfocado en si los buses son adecuado para movilizar a los ciudadanos por la 7.ª, ya que en el 2006, Fernando Rey, quien fue gerente del sistema en la alcaldía de Gustavo Petro, demostró que no habría el espacio suficiente en esta vía para que los articulados hicieran sobrepasos, sobre todo en las calles 45 y 51, donde los carriles son más estrechos.
Estos resultados detonaron, a finales del 2007, en la postergación indefinida de la troncal. Así, las tres alcaldías siguientes a la de Garzón le plantearon alternativas fallidas a los bogotanos: Samuel Moreno habló de un TransMilenio ligero, que licitó y adjudicó; Clara Rojas, como alcaldesa encargada, mencionó un corredor verde (2011), y Petro quiso construir un tranvía.
Apoyo de los vecinos
Diferente a la opinión de Rey, Mauricio Rico, director de la Corporación de Vecinos de la Séptima (Corposéptima), asociación que ha seguido el proyecto desde su comienzo, sí apoya la troncal siempre que haya renovación urbana; “que además de solucionar el tránsito de los articulados a través de pasos subterráneos en zonas estrechas, se construya una nueva avenida, más ordenada y con más espacio público”.
Según él, si la troncal se desarrolla según los estudios del 2007, se construirían desniveles a la altura de la 72 y de la 45, que les permitirían a los articulados conectarse con la troncal de la avenida Caracas.
Opiniones divididas entre los concejales
Para la ejecución de grandes obras como la troncal de la 7.ª, se ha planteado la opción de financiarlas mediante mediante alianzas público privadas (APP), alternativa que permitiría obtener unos $ 13 billones pero que divide al Concejo.
Nelson Castro, concejal del Polo Democrático, criticó la incertidumbre sobre estos recursos y señaló que “la movilidad está desfinancia- da. Bogotá no tiene recursos para la nueva infraestructura. Difícilmente considero que en 4 años la tengamos construida”.
Pero Lucía Bastidas, del Partido Verde, le apuesta a la ejecución de las obras.
“Si bien es cierto que estamos rezagados en infraestructura y movilidad, es nuestra labor conseguir otras fuentes. Confío en que logremos constituir bien las APP”, afirmó.
Andrés Forero (Centro Democrático), presidente de la comisión de Plan, espera que el Distrito logre poner en práctica las APP, así no lleguen a inaugurar las obras, pues es vital conseguir los recursos ante su insuficiencia en las arcas de la ciudad.
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