El Gobierno venezolano desestimó la posibilidad de que el presidente Nicolás Maduro sea revocado mediante un referendo, tras decretar un estado de excepción que, según analistas, busca cerrarle el paso a la consulta impulsada por la oposición.
“Aquí Maduro no va a salir por referéndum”, dijo este domingo el vicepresidente Aristóbulo Istúriz.
“Ellos saben que no va a haber referéndum porque, primero, lo hicieron tarde; segundo, lo hicieron mal; y tercero, cometieron fraude”, dijo Istúriz en un acto de respaldo a la temporalmente depuesta presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
El líder opositor Henrique Capriles había advertido el sábado sobre un estallido social si el Gobierno impedía el revocatorio contra Maduro este año. Bajo el estado de excepción, el mandatario ordenó tomar las fábricas “improductivas”, estrategia que analistas atribuyen a un líder acorralado.
Maduro, cuya gestión reprueban siete de cada diez venezolanos, según la firma Venebarómetro, dispuso el sábado la intervención de las plantas paradas y encarcelar a los empresarios que, según él, intentan desestabilizar al Gobierno, en la primera medida bajo el estado de excepción que regirá por tres meses y que, dijo, será prorrogado sucesivamente hasta el 2017.
“¡Planta parada, planta entregada al pueblo! (...) Ustedes me van a ayudar a recuperar todas las plantas paralizadas por la burguesía”, lanzó Maduro ante miles de partidarios. Venezuela está sumida en una honda crisis agravada por el desplome del ingreso petrolero, con la inflación más alta del mundo (180,9 por ciento en 2015) y una caída del PIB de 5,7 por ciento el año pasado.
En el país con las mayores reservas de crudo del mundo, la debacle significa la escasez de más de dos tercios de alimentos y medicinas, a lo que se suman los cortes de agua y luz, y una violencia galopante.
La Polar, en la mira
Cuatro plantas cerveceras de Polar –la mayor productora de alimentos y bebidas del país– están en la mira, luego de que el pasado 30 de abril cesaran operaciones por falta de divisas para importar insumos, dentro del severo control de cambios impuesto en el 2003. Polar cubre 80 por ciento del mercado cervecero, y sus marcas prácticamente desaparecieron de los expendios, tras lo cual los precios de la competencia se duplicaron en un par de semanas.
Maduro acusa al presidente del grupo empresarial, Lorenzo Mendoza, de estar a la cabeza de una “guerra económica” para generar desabastecimiento y provocar su caída. Pero no solo Polar podría ser intervenida, considerando que los empresarios venezolanos aseguran trabajar al 43,8 por ciento de su capacidad instalada por deudas con proveedores internacionales, falta de insumos y un severo control de precios que afecta la estructura de costos.
“Estamos hablando de un 25 por ciento de todo el parque industrial venezolano” que no cuenta con divisas para reactivar operaciones y podría ser afectado por la medida, advirtió este domingo a la AFP el diputado opositor y economista José Guerra.
El legislador aseguró que esta medida es “el camino hacia el desastre” y contraerá más la economía. “Tal parece que la decisión oficial es dejar morir a la industria nacional con el consecuente empobrecimiento de los venezolanos”, indicó a la AFP Juan Pablo Olalquiaga, presidente de la Confederación Venezolana de Industrias (Conindustria).
Para el analista Benigno Alarcón, la toma de plantas sería una advertencia a los empresarios de la “suerte que correrían” si cesan sus operaciones. Pero detrás también estarían grupos económicos que apoyan al Gobierno y buscarían “quedarse con los activos” bajo la promesa de ponerlos a producir, añadió.
Por otra parte, Maduro también ordenó realizar el próximo sábado ejercicios militares para afrontar lo que denunció como una amenaza externa, en la que justifica el Estado de excepción.
Analistas consideran que ese decreto, que se espera se publique este lunes, es parte de la estrategia del mandatario para evitar la realización del referendo.
AFP
Caracas