Más de 5.000 manillas fabricadas por mujeres y tejedoras de la etnia wayuu serán comercializadas en almacenes de cadena de Bucaramanga con el objetivo de brindar un apoyo económico sostenible a la población que atraviesa problemas como la desnutrición de los niños, falta de agua potable, pobreza y la contaminación de sus recursos naturales.
La iniciativa pensada por una familia que reside en la capital santandereana, conformada por un padre guajiro, una madre valduparense y dos hijos bumanguesas, surgió al conocer la precaria situación de la comunidad.
La idea de negocio consiste en comprar diariamente entre 100 y 200 pulseras, a un precio comercial, a indígenas que se reúnen en las calles de La Guajira a vender sus tejidos.
Gonzalo Vidal López, gestor del proyecto, manifestó empezaron a trabajar en este propósito y “aunque inicialmente no es rentable, para los wayuu sí es un ingreso y se espera que al pasar el tiempo genere ganancias, incluso, para comercializarlas a nivel nacional e internacional”.
El empresario, que dice estar atraído por su sentido de pertenencia, junto con sus colaboradores contactó a varias mujeres indígenas y tejedoras de diferentes comunidades para proponerles que tejieran las manillas, que miden 14 centímetros de largo y 12 milímetros de ancho, para comprarles diariamente el producido y ser enviado hasta Santander para ser ofrecidas a los clientes o compradores de los supermercados.
En Bucaramanga las artesanías son revisadas, empacadas en tarjetas de presentación e ingresadas en cajas que guardan entre 25 y 50 unidades y que se esperan sean llevadas hasta las cajas registradoras de los almacenes de cadena para que sean adquiridas.
Vidal López afirmó que la iniciativa es la mejor forma de autosostenimiento para esta población porque “nos golpeó mucho las condiciones en las que se vive en La Guajira. Por eso creo que no sólo se debe actuar en beneficio propio sino también del otro".
Las manillas se pueden adquirir a través del correo tapicesytelares@hotmail.com y en Facebook en Tapices y Telares.
BUCARAMANGA