Si usted vive en un barrio “caminable”, es decir, en uno que cuente con parques, tiendas y estaciones de transporte público a 500 y 800 metros, aproximadamente, de su casa, tiene una probabilidad más alta que los demás de tener una buen salud.
La clave está en la actividad física diaria que realice por cuenta de las caminatas para ir hasta esos sitios todos los días. De hecho, y de acuerdo con una reciente investigación publicada en 'The Lancet', estas personas cumplen entre el 32 y el 59 por ciento del ejercicio recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para mantenerse saludable: 150 minutos a la semana para los adultos.
Dicho trabajo estuvo encabezado por James F. Sallis, científico de la Universidad de California, en San Diego, y experto en temas de medioambiente y salud. Hace ocho años, él contactó a investigadores en 10 ciudades del mundo, entre ellos a Olga Lucía Sarmiento, docente del área de salud pública de la Universidad de los Andes. El propósito era medir, con su apoyo, el impacto de los barrios en el bienestar de la gente.
El mencionado trabajo analizó este particular aspecto en 14 ciudades de los 10 países: Bélgica (Gante), Brasil (Curitiba), Colombia (Bogotá), República Checa (Olomuc), Dinamarca (Aarhus), China (Hong Kong), México (Cuernavaca), Nueva Zelanda (North Shore, Waitakere, Wellington y Christchurch), el Reino Unido (Stoke-on-Trent) y Estados Unidos (Seattle, WA y Baltimore, MD).
En entrevista con EL TIEMPO, Sarmiento cuenta por qué el número de intersecciones en las calles, paradas de transporte público, número de parques y uso mixto del suelo –que son aspectos que hay que reforzar– acaban beneficiando el bienestar de las poblaciones.
“La actividad –afirma– no solo depende de la capacidad de decisión, de la fuerza de voluntad y de lo que se quiera hacer, sino que el ambiente le ayuda al individuo a ser más activo físicamente”.
¿Cuál fue la participación de Colombia en este estudio?
Bogotá fue escogida porque tiene políticas en diferentes sectores que promueven la actividad física, como transporte, recreación y deporte, salud y educación. Sallis llamó a todos los investigadores y armamos un protocolo estandarizado, con mediciones objetivas. Los participantes tenían un aparatico llamado acelerómetro, que mide la actividad física minuto a minuto, con el fin de evitar que la persona reportara más de la actividad que realmente hace.
Ese aparato se pone en la cintura y minuto a minuto detecta el nivel de actividad física que luego se clasifica como vigoroso, moderado o sedentario.
¿Qué midieron?
En el caso nuestro, la distancia de cada individuo al parque, a la estación más próxima de TransMilenio, para evaluar objetivamente actividad y ambiente.
¿Cuáles son los barrios más caminables en Bogotá?
No hay representatividad en el nivel barrial, porque tenemos unos 20 individuos por cada barrio; no obstante, los de Bogotá con mayor densidad poblacional, más concentración de parques y aquellos donde hay una estación de TransMilenio a, por lo menos, 800 metros son donde están las personas con mayor posibilidad de caminar. Cuando unimos todos los estudios, vemos que quienes viven en barrios más densos, con más parques y acceso a transporte público son individuos que hacen, en promedio, 48 minutos más de actividad física que los demás. Lo recomendado son 150 minutos en adultos.
¿Qué tanto influye el estrato social en el sedentarismo?
Los que tienen carro presentan menor probabilidad de cumplir con las recomendaciones de actividad física. En otros estudios, que forman parte de este, encontramos que los individuos que van a la ciclovía, así sea solo un día, tienen mayor probabilidad de cumplir con las sugerencias. Este es uno de los pocos programas que llegan a toda la población; la ruta va de los barrios más ricos a los más pobres, y más del 90 por ciento de los que van, según este estudio, son de estrato 1, 2 o 3. El 33 por ciento de las personas que van a la ciclovía reconocen que esta es la única opción que tienen para ser activos. Si le quitáramos esta oportunidad a la población más vulnerable, seguramente se convertirá en gente que se queda en la casa viendo televisión.
¿Qué idea nos podemos hacer de nuestros barrios caminables?
El tipo de barrios del que hablamos son lugares donde el uso mixto del suelo es muy prevalente; son aquellos donde hay tienditas, parques y acceso a TransMilenio. La gente con eso entiende de cuáles les estoy hablando, porque los nombres forman parte de la confidencialidad de la investigación. Imaginémonos a un adulto retirado que tiene cerca la tienda, la fruta, la lavandería… son 10 minutos para ir y volver, va al parque, cumple con las recomendaciones.
¿Qué impacto tiene la investigación frente a proyectos de arquitectura?
Quisiéramos con TransMilenio que las estaciones continuaran a 500 y 800 metros de distancia para que la gente tuviera que caminar, porque si se reducen mucho los espacios –como sucedía con el transporte antiguo–, la gente se queda quieta. El Plan de Desarrollo contempla la construcción de varios parques, pero hay que pensar en programas para estos, porque actividades como los aeróbicos los vuelven espacios más seguros.
En comparación con otros países, ¿qué tanto influye nuestra percepción de inseguridad para salir a caminar?
En el día a día no se vio asociado porque, sea como sea, la gente sale a trabajar o a estudiar, pero para hacer actividad física en tiempo libre sí hay un impacto. Los que se sienten más inseguros en su barrio no salen tanto. Algo similar se vio en otros países. Mi hipótesis en Bogotá es que como solo el 22 por ciento de los hogares tiene carro, en el tiempo libre la mayoría no tiene otra opción que salir a caminar. El Gobierno tiene que invertir para que un comportamiento que es obligatorio lo hagamos sin inseguridad.
¿Cuál es un mal ejemplo de barrio para la actividad física?
Los modelos de los americanos que viven en suburbios sin acceso a comercio, donde todo lo tienen que hacer en carro, son los modelos que no debemos seguir, de ciudades no saludables. Bogotá es la ciudad que tiene más parques, densidad y uso mixto del suelo.
¿Y el impacto de ciclorrutas?
No se incluyeron en este estudio en particular, pero en otro hemos visto que hay alta percepción de preocupaciones con la calidad del aire, que el Gobierno nos debe garantizar, y de seguridad.
¿Cuánto se acercan los bogotanos a la recomendación de 150 minutos?
Bogotá sigue promocionándose como una de las ciudades con políticas que más promueven la actividad física. Si uniera la actividad por tiempo libre y como medio de transporte, podríamos decir que el 53,5 por ciento de los colombianos está haciendo la actividad recomendada. Al discriminar la cifra a tiempo libre, corresponde el 19,9 por ciento; a transporte, el 33,8, y a montar en bicicleta, el 5,6 por ciento. En Bogotá, el 18,3 por ciento de la gente hace actividad en el tiempo libre; el 40,5 por ciento cuando camina como medio de transporte, y el 4,3 por ciento cuando se mueve en bicicleta. Hay que destacar que de todo el estudio, esta es de las regiones que más camina.
¿Por qué tenemos esta situación?
Una hipótesis es que esto ocurre por necesidad. Mucha gente cree que es una opción, pero en realidad el transporte público a veces es muy demorado; entonces, hay trayectos cortos que algunos prefieren hacer caminando. Lo otro es que nuestros barrios y las zonas donde vivimos tienen cerca cosas que necesitamos. Tenemos el modelo mundial que es la ciclovía, lo cual para nosotros es obvio, pero hay más de 500 ciudades que tienen este modelo copiado de Bogotá; lo otro es que el transporte público, aunque sea caótico, hace que con las estaciones fijas la gente camine un poquito más. Pese a todos los problemas que tenemos, Bogotá debe continuar haciendo viviendas mixtas, parques y mejorando el transporte público. No puede ser solo vivienda, hay que pensar en zonas verdes y parques.
¿A quiénes les fue muy mal?
A Cuernavaca, que es la ciudad del estudio que menos parques tiene. También les fue mal a North Shore, Christchurch y Waitakere (Nueva Zelanda), y Baltimore (Estados Unidos).
¿Cómo seleccionaron a los participantes?
Dividimos la ciudad y los barrios con proximidad a parques, a TransMilenio, de los estratos 1 al 6; seleccionamos 30 barrios que son proporcionales al número que hay por estrato. De cada uno seleccionábamos aleatoriamente 10 manzanas, y de cada 10 manzanas a 10 personas.
¿Fue fácil convencer a los participantes?
Al principio, algunos no querían utilizar el medidor, pero después les encantó.
En conclusión: no es cierto, como algunos dicen, que caminar para ir a trabajar o en el tiempo libre no sirve para nada…
Lo ideal es que sean por lo menos 10 minutos seguidos de actividad; estos trayectos cortos son importantes. Caminar sí sirve; incluso quienes lo hacen tienen menos probabilidades de enfermedades cardiovasculares. Con lo que no está asociado es con salud mental y con calidad de vida, porque para eso sí es necesario el tiempo libre, que uno decide cómo utilizar. De hecho, lo que recomendamos es tratar de incorporar un poquito de actividad física a la cotidianidad y complementar con tiempo libre el fin de semana; pero la actividad como medio de transporte sí sirve.
ANDREA FORERO AGUIRRE
Redacción Salud