En el palacio de Planalto, en la ciudad de Brasilia, y acompañada de sus funcionarios más cercanos, la ahora suspendida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, entregó una declaración sobre el juicio político que enfrentará por presunta corrupción en el maquillaje de las finanzas de su país.
Durante un poco más de 10 minutos, Rousseff calificó el proceso, avalado en la madrugada por el Senado con 55 votos a favor, como un “juicio político fraudulento” y como un “verdadero golpe”.
“Jamás voy a rendirme de luchar”, dijo y pidió a sus seguidores mantenerse unidos. La mandataria también anunció que hará todo lo posible para terminar su mandato (que va hasta el 31 diciembre del 2018), para lo cual fue elegida por 54 millones de brasileros.