El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, de 75 años, fue el escolta político de Rousseff desde el comienzo de su mandato, en el 2011, pero la crisis develó que el ‘matrimonio’ entre ambos era de conveniencia y que él estaba dispuesto a ocupar el sillón presidencial.
Conocido por su fama de conciliador, Temer ha sido durante años el encargado de las estrategias del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). El hábil político, de ancestros libaneses, fue uno de los artífices de la gobernabilidad de Rousseff durante su primer mandato, pero no dudó en comandar el desembarque del PMDB cuando los problemas afectaron a la mandataria.
Temer, quien también está acusado de irregularidades en las finanzas de la campaña de reelección del 2014, ya dio pistas en el 2015 del camino que estaba trazando y remitió a la presidenta una explosiva carta en la que aireó su inconformidad con el gobierno.
Ya en el 2016, Temer se cansó de estar a la sombra de Rousseff y comenzó a ensayar su toma de posesión. En un audio divulgado por un supuesto “error”, Temer salía a escena con un discurso en el que anticipaba el desenlace político de la jefa de Estado y daba pincela- das del que sería su programa de gobierno.
Rousseff sintió la “traición” de su vice y entró en la batalla contra Temer, a quien acusó de ser el “jefe de la conspiración” que buscaba acortar su mandato.