Bastaba ver en Caracas el despliegue de guardias y policías nacionales a lo largo de la ruta propuesta por la oposición para marchar este miércoles hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) para darse cuenta de la falta de disposición del Gobierno venezolano a permitir presiones sobre las autoridades comiciales para continuar la activación del referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.
Una breve refriega con gases lacrimógenos en la zona de Plaza Venezuela puso fin a la caminata opositora, justo al mediodía y luego de que un policía nacional roció el rostro del gobernador Henrique Capriles con gas pimienta.
En casi todas las regiones del país se repitió la estampa de la restricción al paso de las marchas hacia las distintas sedes del CNE, y en los estados Bolívar y Barinas resultaron heridas cuatro personas con disparos de perdigones.
Pero el forcejeo no detendrá las convocatorias de la oposición para presionar por el revocatorio, pues la vocería de la Mesa de Unidad Democrática convocó para este sábado otra ronda de marchas para exigir a las autoridades electorales el comienzo del proceso de “validación” del uno por ciento de firmas necesarias para activar el proceso revocatorio y, en general, el cumplimiento de las leyes.
La validación debió comenzar el pasado martes y terminar el fin de semana, pero aún el CNE no dispone los lugares para llevarla a cabo. Solo superado este punto puede iniciarse la recolección de los cuatro millones de firmas que hacen falta para pedir efectivamente el revocatorio.
“Esto es solo el inicio”, dijo luego el gobernador Capriles en rueda de prensa junto con la MUD. “Hoy salimos por el respeto a la Constitución y al reglamento de referendos que establece unos lapsos. Queremos que los cumplan. ¿Es tan difícil para el CNE cumplir las normas?”.
Tanto Capriles como el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, recordaron que con el cumplimiento del reglamento y sus lapsos la celebración de un revocatorio contra Maduro es posible este año.
La oposición insiste en que el revocatorio es el único camino constitucional y pacífico que puede evitar un estallido social en la Venezuela de hoy, azotada por una crisis económica y de salud que cada día se refleja en la creciente cantidad de noticias de saqueos por alimentos y busca desesperada de medicamentos. (Lea también:Maduro gobernará por decreto en materia económica durante 2016)
Gases lacrimógenos
“No vamos a descansar hasta que se haga el referendo este año, porque los derechos constitucionales no se ruegan ni se mendigan”, aclaró Ramos Allup, quien calificó como cobardes tanto al mandatario como a las rectoras principales del CNE por impedir las marchas.
En Caracas no menos de 400 efectivos policiales cerraron los principales accesos que permitirían el avance de los opositores desde el sector Bello Monte hacia el centro de Caracas.
Sin embargo, un buen grupo de marchistas –con el gobernador Henrique Capriles a la cabeza– cruzó un precario puente en uno de los empalmes hacia el sector de Plaza Venezuela y eludió momentáneamente el piquete de los oficiales, logrando llegar a la principal autopista de la capital. El desvío repentino de los opositores activó la contención por parte de la policía, que no dudó en disparar lacrimógenos hacia los manifestantes.
Paralelamente, transcurrió sin contratiempos una marcha convocada por el Gobierno para protestar contra la reciente ley aprobada por la AN que ordena la entrega de títulos de propiedad a quienes tienen un apartamento en la Gran Misión Vivienda Venezuela, uno de los programas sociales de mayor alcance creados por la ‘revolución bolivariana’.
Esa caminata pasó por la sede del CNE y fue recibida por el propio Maduro en el palacio de gobierno, predios reclamados por el chavismo como propios.
De ese modo quedó claro que el camino al referendo revocatorio contra Maduro no solo estará empedrado con los vericuetos de la estricta normativa que los rige y la inclinación prooficialista de las autoridades electorales, sino también con la voluntad gubernamental de reprimir las protestas que lo demandan. Crecen las tensiones.
VALENTINA LARES MARTIZ
Caracas
Corresponsal de EL TIEMPO