La Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB), que lleva 46 años estudiando las características y tratamiento de algunos hongos y microbacterias, podría cerrar debido a una deuda con la banca privada, Colciencias y los proveedores que asciende a 5.500 millones de pesos.
Esto denunció el concejal Bernardo Alejandro Guerra que aseguró que la penosa situación se debe a la desacertada política del Estado en el campo de la ciencia y la tecnología, que ha llevado a un recorte sustancial en los recursos para investigación y desarrollo.
Otra de las razones de la dificultad es la crisis del sistema de salud -aseguró el concejal-, pues el hospital La María y Savia Salud, además de otras IPS y EPS le adeudan a la Corporación más de 300 millones de pesos.
“La CIB tiene su foco temático en la salud y las investigaciones se han enfocado en la proposición de alternativas de diagnóstico y manejo de enfermedades para las EPS e IPS, pero estas no tienen fondos para pagarnos”, dijo Pablo Patiño, director científico de la CIB.
A esto se agrega un tercer elemento que, según Patiño, agrava aún más la problemática financiera. Es el negocio editorial, que ha ido mudando de lo impreso a lo digital.
“La Corporación se ha distinguido por material investigativo importante, pero el negocio ha cambiado de dirección y estábamos adecuándonos para afrontar este reto”, dijo Patiño.
Para el científico, a pesar de las dificultades, estos no pueden ser motivos por los que tendrían que clausurar una entidad que ha producido conocimientos en el ámbito de la investigación científica, con estudios acerca de las enfermedades provocadas por hongos o por microbacterias (tuberculosis), desde la perspectiva de salud pública y de la respuesta inmunológica.
Por eso, el director científico de la Corporación propuso a la Alcaldía de Medellín y a la Gobernación de Antioquia que asuman las riendas de la estructura y el funcionamiento administrativo y financiero de la CIB.
“Desde ahí pueden seguir contribuyendo a la salud y educación de la región, en la formación científica y de investigación de estudiantes de pregrado y posgrado, en áreas biológicas”, dijo Patiño.
Instituciones de educación superior, como el Colegio Mayor de Antioquia, podrían llevar a los alumnos a la Corporación a hacer sus prácticas de bacteriología, y otras carreras del sector de la salud.
Para el concejal, de no detener el cierre de la institución, los 60 científicos que trabajan en función de la investigación básica, clínica y del desarrollo tecnológico, dejarían de producir conocimientos importantes para Antioquia y el mundo.
Según él, se perderían grupos de investigación A1, máxima clasificación que otorga Colciencias, que han contribuido desde sus aportes a la generación de conocimiento y en la solución de problemáticas de impacto.
El próximo martes 24 de mayo tendrá lugar una asamblea extraordinaria de socios para tomar la decisión definitiva, que depende de la respuesta al llamado que hicieron a la Alcaldía y a la Gobernación.
PAOLA MORALES ESCOBAR
Redactora de EL TIEMPO
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