La cita de este jueves en Londres, donde la comunidad internacional se reunirá para buscar salidas globales al flagelo de la corrupción, tiene un impacto muy alto por la forma en que los compromisos adquiridos se cumplan en cada uno de los países que acudirán.
Es por eso que EL TIEMPO habló con Elisabeth Ungar, directora de Transparencia por Colombia, para que explique qué resultados reales se pueden esperar de esta cita global y cuáles son los campos en los que la experiencia colombiana puede ayudar.
¿Qué puede salir en términos prácticos de la cumbre de Londres?
Será un compromiso real, medible y monitoreable por parte de los gobiernos de combatir la corrupción, hacer investigaciones efectivas y de sancionar a los corruptos. La gran falencia de los compromisos adquiridos en escenarios internacionales es que –por un lado– son voluntarios y –por el otro– no hay forma de hacerles seguimiento, por lo que se quedan en manifestaciones de buena voluntad y sin resultados.
¿Cuáles deberían ser las propuestas de Colombia y que sean susceptibles de ser acogidas por otros países?
Temas relacionados con paraísos fiscales, particularmente en las relaciones un poco difíciles y tortuosas que ha tenido Colombia con Panamá por ese aspecto, y que hoy en día está en el top de la agenda anticorrupción. Lo otro es lo relacionado con minería ilegal, algo que pasa por sobornos y compras de licencia, entre otros, que claramente constituyen hechos de corrupción.
¿En qué deberían enfocarse los Estados, a nivel global, para lograr una lucha eficaz contra la corrupción?
En no impunidad y lucha contra la gran corrupción, que son los temas críticos que solo se pueden enfrentar de una manera colectiva entre los países.
¿Cuáles deberían ser los objetivos a seguir para combatir estos dos aspectos?
Frente a la impunidad, debe haber una justicia efectiva, pero no solo en cada país sino que haya mecanismos compartidos de investigación, capturas y sanciones a los responsables. Y en lo relacionado con la gran corrupción se deben combatir los hechos que transciendan las fronteras e involucren a poderosos económica y políticamente hablando. Claro que el concepto de gran corrupción puede ser un error, porque casos que se pueden ver como pequeños, entre comillas, pueden tener efectos muy graves.
EL TIEMPO