Cientos de cuerpos identificados, perdidos en cementerios; cuerpos sin identificar enterrados como N.N., y cajas llenas de huesos en la Fiscalía es el panorama sobre el que Medicina Legal busca, a través de un plan de intervención de cementerios en el país, poner orden para que familias que llevan años, incluso décadas, buscando a sus seres queridos puedan encontrar los restos de estos y concluir esa búsqueda.
Carlos Eduardo Valdés, director de Medicina Legal, habló con EL TIEMPO sobre en qué consiste el plan para entregar los cuerpos ya enterrados en cementerios a sus familiares y el trabajo que investigadores realizan a diario para darle nombre a los miles de cuerpos que están sin identificar.
¿Por qué hay muchos cuerpos que han sido identificados y no han sido reclamados?
No tienen un familiar que los reconozca. Esto se debe a factores diversos, por ejemplo, a que las vías de comunicación entre los familiares y el Instituto han fallado. Otro de los factores es que estos cuerpos están relacionados con el conflicto y hay un gran temor a la estigmatización social. Aquí se coloca un rótulo de que usted es bueno y usted es malo. Muchas familias ven con gran temor que van a ser estigmatizados porque su hijo, su hermano, o padre tomó una opción de vida que no era la adecuada. También, a la situación precaria de los familiares, que hace que no puedan venir y mucho menos llevarse el cadáver.
¿Qué pasa con los cuerpos no reclamados?
En el país a esos cuerpos les dicen N.N., una connotación peyorativa, porque resumimos la historia de personas en dos letras que no significan nada. El resultado es el gran desmedro con el que han manejado las administraciones de los cementerios estos cuerpos. Los depositaban en los peores lugares, en fosas comunes.
Abrían un hueco en la tierra y como si fuesen basura depositaban los cuerpos, pero si necesitaban esa área para construir bóvedas los sacaban, los echaban en otro sitio o los incineraban. En conclusión, muchas familias que han sufrido la desaparición de un familiar en vida han tenido que sufrir una segunda desaparición, la de su cadáver en los cementerios.
¿Qué ha hecho Medicina Legal para solucionar ese problema?
En el 2011 identificamos 10.000 casos de cuerpos que habían pasado por el Instituto y fueron enviados a cementerios, pero cuando se fue a hacer la entrega, ya no estaban ahí. Tenemos entonces un plan estratégico para intervenir junto a la Fiscalía los cementerios y encontrar los cuerpos identificados y no identificados que se encuentran allí sin reclamar. Estamos llegando a los cementerios a hacer el análisis de restos con un grupo completo de antropología, medicina, odontología, genética y radiología.
Es un plan en el cual vamos a incrementar y fortalecer los servicios de antropología, de medicina de rostros óseos, de genética y radiología. Fortalecerlos en las 8 regionales para que por lo menos cada regional simultáneamente esté trabajando un cementerio en el área de su competencia.
¿Y cómo se están seleccionando los cementerios que son intervenidos?
Los cementerios priorizados cumplen alrededor de cuatro criterios: que correspondan a víctimas del conflicto, que se tenga comunicación explícita sobre la causa de muerte y alguna posibilidad de identificación, y que el instituto haya realizado una necropsia médico- legal.
La meta es intervenir todos los cementerios del país. Que aunque no hay un número exacto, si hay por lo menos uno por cada municipio, tenemos alrededor de 1400.
¿En cuáles cementerios han hecho exhumaciones para entregar cuerpos a sus familiares?
En Bocas de Satinga (Nariño), en Cimitarra (Santander) y en la Plata (Huila). Y siguen Yarumal y Bojayá. En Bojayá porque tenemos la situación de identificar plenamente a las víctimas. Se hizo inicialmente entre el 2002 y el 2005, pero hoy las técnicas son mucho más confiables. Además, no se entregaron individualmente los cuerpos sino que fueron llevados a un área de cementerios donde a la familia se le dice: acá están los cuerpos de esta lista.
Hoy en día hacen falta tres cuerpos que son reclamados, y las demás familias piden también que se les entreguen los cuerpos de sus familiares individualmente. Entonces se hará un proceso de revisión con las técnicas modernas que tiene la genética hoy y confiamos que esa revisión nos de claridad sobre si están mezclados o no.
¿Qué han encontrado?
En Bocas de Satinga hemos identificado plenamente a cinco personas, tenemos pendientes 7 para identificar. Recuperamos 35. En Cimitarra hemos recuperado 100 cuerpos de los cuales se tienen plenamente identificadas tres personas, pero en vía de identificación 12.
Cuando no se ha encontrado la familia, ¿qué se va a hacer, se dejarán en los cementerios?
Conscientes de esta problemática y del diagnóstico que hicimos hace cinco años del desorden severo en las administraciones de los cementerios, porque ningún cementerio responde por los cadáveres N.N. es que el Instituto dijo que ni los cuerpos en esa condición ni los que estén identificados pero no hayan sido reclamados se devuelvan a los cementerios.
Estamos haciendo un gran esfuerzo institucional para que con recursos propios o que nos dan a través de donaciones las administraciones municipales, departamentales o a nivel nacional crear repositorios para los cuerpos.
Hay un repositorio construido en Yopal de 3.000 bóvedas. Tenemos un segundo donado por la alcaldía de Baranoa (Atlántico) en la cual nos entregaron 90 bóvedas para guardar cuerpos medianamente frescos y 120 osarios. Entonces adoptamos una estrategia, las bóvedas las acondicionamos para que los cuerpos se esqueletizen rápidamente. Lo sacamos de allí y liberamos la bóveda y los llevamos a los osarios.
¿Cómo se hace el proceso de identificación de cuerpos?
El Instituto tiene un sistema de calidad donde estos procedimientos están descritos paso a paso. Con esto les estamos asegurando a todas las víctimas que estamos actuando de forma metódica, juiciosa, planeada y científicamente comprobada.
¿Cómo ha sido el trabajo con las familias?
Antes de intervenir el cementerio se hace primero un acercamiento en los sitios con la población, se hace una difusión del procedimiento, se convoca a reuniones y se les explica cuál va a ser la intervención y cuáles van a ser los objetivos. La estrategia siempre ha sido darles la mayor satisfacción a los familiares, quienes habían presentado una serie de quejas con toda razón por las evasivas y trámites muy engorrosos que no daban ningún resultado. En la mayoría de los casos sin ninguna respuesta efectiva.
Lo único que se pretende y que la comunidad le exige al instituto es primero que se apliquen procedimientos científicos. Segundo, confiabilidad de los procedimientos, que les garanticemos la aplicación de estándares internacionales. Y tercero, la imparcialidad.
¿Cuánto tiempo se puede demorar un proceso de identificación?
Está sujeto a unas variables muy fuertes. En primer lugar la identificación exige, no solamente el tratamiento científico de los restos, sino que además hay que sumarle el tratamiento que debo hacer a los familiares que van a dar las muestras patrón.
Uno se puede demorar equis tiempo en un análisis de restos óseos, pero no sé cuánto me voy a tardar en encontrar las familias para hacer el cotejo material idóneo de las familias.
En virtud de eso el año pasado se aprobó y firmó el decreto 303 que le da vida institucional al banco de perfiles genéticos que significa que si he logrado la identificación de una osamenta pero tengo contra qué cotejarla, esa huella genética quede en un banco.
También ingresaré al banco todas las huellas de familiares que reporten personas desaparecidas y el banco hace los cruces. Es un sistema inteligente que hace cruces.
ANGY ALVARADO RODRÍGUEZ
Redacción JUSTICIA
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