Barack Obama inauguró, en sus campañas a la presidencia de EE. UU., la era de las elecciones en los tiempos del 'social media'. Si bien es exagerado decir que debe su triunfo a su manejo de redes, sí es claro que se vio fortalecido por el uso de ese nuevo canal para llegar a las audiencias –es decir, los votantes– más jóvenes.
Hoy, Hillary Clinton y Donald Trump se perfilan como contendientes en una elección en la que no es opcional usar redes sociales. Si antes fueron Facebook y Twitter, la nueva arma secreta podría ser Snapchat.
Para quienes la recuerdan como la 'app' para enviar fotos ‘calientes’ que desaparecen en segundos o para quienes todavía la ven como el campo de juegos de adolescentes entretenidos con filtros y emojis, puede parecer exagerado.
No lo es.
No solo porque Snapchat ofrece una tribuna privilegiada para hablarles a más de 100 millones de personas que la usan a diario, sino porque ha ganado relevancia en el cubrimiento de noticias ‘duras’. Según cifras de la propia compañía, la cifra de potenciales votantes jóvenes que siguieron por Snapchat el primer debate republicano, en agosto del año pasado, prácticamente dobla a la de los que lo vieron en televisión.
Los medios, no solo los digitales, saben esto y muchos enviaron “corresponsales Snapchat” a cubrir debates y primarias con resultados muy interesantes. Narrados en primera persona, por lo general metidos entre el público y lejos de los candidatos, sus reportes suelen ser próximos y divertidos y se sienten sumamente auténticos.
Los candidatos también lo saben. Hillary Clinton –que tiene cuentas de Twitter, Instagram y Pinterest– ha desarrollado una ‘voz’ en redes que va desde el uso de emojis al de la etiqueta #yaaas. También empleó Snapchat (y específicamente su función de 'face-swap') para atacar a Donald Trump –que habita Twitter, YouTube, Vine e Instagram– por sus posturas en una amplia gama de temas.
Las de 2016 son también las primeras elecciones de Periscope y de Facebook Live. Clinton y Trump ya las usan. El camino a la Casa Blanca, queda claro, hoy incluye saber qué hacer con la cámara de su 'smartphone'.
WILSON VEGA
wilveg@eltiempo.com