El ministro de Justicia de España, Rafael Catalá Polo, quien este lunes se entrevistará con su homólogo colombiano, Jorge Londoño, y con la presidenta de la Corte Suprema, Margarita Cabello, habló con EL TIEMPO de la relación entre los dos países, la cooperación internacional y el futuro del galeón San José.
¿Qué temas lo traen a Colombia?
El objetivo fundamental es poner en común experiencias que se están desarrollando en materia de modernización de la justicia. Tenemos el diagnóstico en todos los países de que para tener una justicia ágil, eficaz y más cercana al ciudadano, uno de los ejes en los que hay que trabajar es en la incorporación de las nuevas tecnologías. (Lea: La inmunidad soberana que tienen los galeones)
El país está en el debate de hasta dónde debe llegar la justicia transicional. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Me resulta difícil venir a un país con una tradición jurídica de mucha formación, de jueces y expertos en derecho, para atreverme a hablar de una solución. Estoy seguro de que desde el punto de vista político y social, cerrar una etapa tan dolorosa requiere una especial sensibilidad y soluciones especiales.
Cuando se cometen delitos tiene que existir un castigo, no pueden quedar impunes porque la sensación sería que ‘es barato’ delinquir. Estoy seguro de que una sociedad como la colombiana va a encontrar una solución final que va a responder a sus necesidades, que no son iguales a las de nadie. (Además: 'El galeón encierra la historia de un continente')
¿Qué puede ofrecer España en ayuda a la justicia?
Estaremos hablando de colaboración en lo que sea útil, si se crean órganos de resolución de conflictos; si se crean tribunales singulares, al margen de la justicia ordinaria, tenemos la posibilidad de apoyar con jueces y juristas españoles que puedan venir a colaborar.Hemos ofrecido la mejor contribución en lo que el Gobierno considere.
¿Cómo avanza el proceso de quién tiene derechos sobre el galeón San José?
Tenemos unas relaciones entre España y Colombia extraordinarias, de pasado compartido, de realidad presente, con mucha cercanía y simpatía, no de tensión o conflicto. En ese contexto, el caso del galeón San José hay que abordarlo desde el diálogo: no se trata de ver quién tiene más derecho, basado en un convenio internacional. Estoy seguro de que cada uno puede alegar (derechos).
Nosotros podemos decir que ese buque es español, pues según el derecho internacional un barco tiene la nacionalidad de la bandera que lleva cuando se hunde. Ahí están enterrados cientos de españoles que fallecieron con ocasión del naufragio, y por lo tanto nosotros pensamos que lo mejor que se puede hacer con un barco hundido es respetar el patrimonio cultural que eso significa y dejarlo donde está.
Quizá recuperar algunas muestras para que tenga un valor museístico, crear incluso un museo y que se pueda generar un entorno turístico de submarinismo asociado al galeón. Se pueden hacer muchas cosas que estoy seguro que los expertos son capaces de identificar. (Lea: La tragedia del galeón San José)
Ahora, ¿recuperarlo por un supuesto valor económico del tesoro? Ese valor se lo gastará cualquiera, España o Colombia, en uno o dos años, y el galeón desaparecerá. Si sigue allí, dentro de 50 años nuestros nietos podrán conocer ese patrimonio cultural, un patrimonio cultural de todos. (Además: Teorías del hundimiento del galeón)
¿Esa es la propuesta de España? ¿Dejarlo ahí?
Dejarlo ahí y quizá recuperar algo para los museos de historia, los museos arqueológicos, para que se sepa la historia del galeón San José y se haga un buen documental, se pueda poner en valor la historia que compartimos España y Colombia desde hace siglos.
Pero no que haya un debate económico sobre las monedas que hay dentro del galeón, si son tuyas o son mías, si yo me la quedo porque yo lo vi primero... Estaríamos encantados de que se creara una comisión de expertos, yo creo que este es un tema en el que los políticos podríamos dar un paso atrás y dejar que se sienten en la mesa historiadores, expertos en patrimonio y expertos en estas cuestiones, y que nos digan ellos.
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