En medio de la congestión por el tránsito cotidiano, en el que mezclan carros y motos, un grupo de trabajadores pedalea para llevar pasajeros en el sur de Cali.
Son los bicitaxistas, que tratan de poner el paso con sus viajeros sentados. Ellos se mueven en trayectos ‘cortos’, como en el Valle del Lili, El Caney y Calicanto.
Circulan tres empresas en la ciudad que manejan este tipo de negocio con hasta 20 vehículos, bajo el lema de ‘transporte ecológico’. Los conductores dicen que realizan viajes a 2.000 pesos, pero de acuerdo con la distancia pueden ser hasta 4.000. “Yo recién me acostumbro, realmente los viajes son duros, pero es cuestión de cogerle el ritmo a esto, porque hay gente que lleva aquí como dos años, eso significa que uno se puede sostener en el trabajo”, asegura Pedro Ramos, un bicitaxista.
El servicio tiene sus problemas con los conductores de taxis desde su llegada, pues el servicio se inició de manera más económica, lo cual afectaba a los taxistas, que también han padecido el crecimiento vertiginoso del transporte ‘pirata’, en especial, los mototaxistas que tienen hasta paraderos en distintos sectores de Cali.
“Poco a poco empezamos a acordar nuestros puntos para recoger a los pasajeros, pero ellos a veces se toman sus confianzas y esto no es bueno para nadie. Son gente que no tiene seguros ni nada, qué va a hacer la gente cuando sufra algún accidente ahí”, asegura Óscar Agudelo, un conductor de taxi que no se siente cómodo con el trabajo de los bicitaxistas en las afueras de centros comerciales.
El bicitaxi es una estructura simple que consta de un marco de bicicleta y una cabina cubierta por una sombrilla con espacio para dos personas. También, cuenta con bodega, donde los pasajeros pueden dejar sus bolsas o los objetos que lleven a la mano.
Sin embargo, hay vecinos que tienen sus preocupaciones sobre estos vehículos.
“Te llevan dos cuadras y te quieren sacar 5.000 pesos, cuando un taxi te sale en 4.500, al principio eran económicos, pero ahora algunos están abusando, y lo peor, es que ya son más”, dice Teresa Restrepo, habitante de El Caney.
Mientras que Clara Mendoza, residente en Valle del Lili, sostiene que “ellos no le hacen daño a nadie, es un paseo diferente que la gente se puede dar, igual ellos no van por las calles principales estorbando, no creo que deban irse”.
De acuerdo con las normas de Tránsito, este tipo de vehículos aún no cuenta con la regulación necesaria para circular entre las calles de la zona, como también lo hace en algunos sectores del oriente de esta capital.
El secretario de Tránsito de la ciudad, el coronel Nelson Rincón, asegura que no ha recibido quejas ni se conoce en detalle la función que desempeñan este servicio a punta de pedal.
“No tenemos conocimiento de cuántos son. Es necesario revisar para controlar este fenómeno, aunque una de las banderas de esta Administración es fomentar el flujo de bicicletas, el uso de medios de transporte que no contaminen”, dijo el coronel Rincón.
CALI