Una famosa pitonisa de Cali, de nombre Liliana, estuvo a punto de frustrar la captura de uno de los más sanguinarios capos del Valle, Eduard Fernando Giraldo Cardoza, alias Boliqueso.
La mujer le advirtió a la modelo Leidy Melo que no le convenía viajar a Brasil a encontrarse con el narcotraficante, del cual espera un bebé; pero, a pesar de su estado, Melo insistió, viajó de Cali a Bogotá y luego a Leticia, para despistar a las autoridades, que en diciembre estuvieron a punto de capturar a ‘Boliqueso’ en Rozo (Valle).
Después, la mujer, quien viajaba con otro de los hijos del capo, saltó a Tabatinga, más tarde a Manaos y Campiña, hasta llegar a Ribeirao Preto (Brasil), donde uno de los escoltas del mafioso la condujo al hotel JMR –ubicado en la avenida Nueve de Julio 1669 en Ribeirao Preto–, donde fue capturada junto con el capo.
“La fe ciega que le tiene a la bruja Liliana es una de las excentricidades de ‘Boliqueso’, de 29 años. Es el terror del Valle del Cauca, jefe del narcotráfico de los ‘Urabeños’, responsable del 70 por ciento de los homicidios en Cali en el último año y dueño de las ollas de vicio en esa ciudad”, aseguró uno de los oficiales de la Dijín que lo venía siguiendo desde mediados del 2015.
‘Boliqueso’ inició su carrera criminal como sicario de los ‘Rastrojos’ desde que era adolescente; pero con la extradición de ‘Diego Rastrojo’, jefe de esta banda criminal, se quedó al frente de 200 hombres armados y comenzó una guerra con ‘Avestruz’ y alias Seco, sus antiguos aliados en el bajo mundo, por el control de las oficinas de cobro, que dejó más de 100 muertos en Cali y en el Norte del Valle.
Para reafirmar su poder, hace cinco meses ‘Boliqueso’ mandó emisarios al Urabá a reunirse con Dairo Úsuga, alias Otoniel, jefe de los ‘Urubaños’, con el que selló una alianza para el control del narcotráfico en la región.
Esto lo convirtió en un blanco de alto valor tanto para la DEA como para la Dijín, a las que se les escapó a finales del año pasado.
Funeraria y camiones
Después de estar cercado, ‘Boliqueso’ se escapó por tierra hasta Ecuador. Los investigadores de la Dijín descubrieron que logró llegar a la frontera a bordo de un coche fúnebre.
“El vehículo está registrado a nombre de una funeraria que es del hermano de ‘Boliqueso’. Allí les organiza los sepelios a los integrantes de su banda que han caído asesinados en la guerra con ‘Avestruz’ y ‘Seco’. ‘Boliqueso’ paga todos los gastos”, agregó la fuente de inteligencia.
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Sin embargo, la funeraria es apenas una de las inversiones en negocios ‘legales’ que tiene el capo, quien enfrenta tres solicitudes de extradición de jueces de Estados Unidos y procesos por extorsión y homicidio en Colombia.
Desde Brasil, adonde llegó el 21 de enero procedente de Bolivia y con la identificación de Jorge Armando Otero Arboleda, monitoreaba sus inversiones en negocios inmobiliarios, en su flotilla de taxis en Buga y en la transportadora de camiones tipo nodriza que había puesto a nombre de testaferros.
También estaba pendiente de sus tres amantes, una de ellas reconocida modelo caleña con quien tiene un niño de 5 años y a la cual también intentó llevar a Brasil. A ella le envía casi a diario ramos de flores, perfumes y osos de peluche. Y las mantenía vigiladas: “Que ni se le ocurra ir a una fiesta sin permiso, porque la manda a arreglar”, le mandó decir.
A Leidy Melo le regaló en diciembre una camioneta Hyundai de color negro y de placas HHZ 717.
Los agentes de la Dijín y de la DEA lo tenían monitoreado a tal grado, que incluso sabían que ‘Boliqueso’ tampoco descuidaba detalles del alimento especial para su gato ‘Vito’, del que había hablado de ultimar detalles para que se lo llevaran a su nuevo escondite.
Desde allí empezó a tomar clases de portugués y a sellar alianzas con una banda antisocial que opera Sao Paulo. Además, seguía dando órdenes a su aparato criminal para mantener el control del narcotráfico, el microtráfico y las bandas de sicarios en el Valle.
De hecho, en el bajo mundo no sabían que ‘Boliqueso’ había salido del país, y jefes de las oficinas de cobro daban por hecho que se mantenía en Cali.
Para no ser detectado, el capo colombiano se presentaba como un próspero empresario y asistía a un gimnasio para bajar de peso; también organizó un complejo sistema de comunicación con perfiles falsos en las redes sociales, para darles órdenes a sus lugartenientes. Pero desde un principio, sus comunicaciones por este sistema fueron monitoreadas y controladas por los agentes de inteligencia y antimafia que lo rastreaban.
A pesar de eso, hace unos meses le fue incautado un arsenal que trasportaba en un carro robado.
Tramitan su expulsión
Leidy Melo, cuya foto filtró un miembro de la organización, fue dejada en libertad, pero ‘Boliqueso’ permanece preso en Brasil, donde contrató a un abogado local y otro más, de origen panameño.
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Allí lo procesan por presentar una cédula y un pasaporte con identidad falsa. Pero los agentes federales y la comisión de investigadores de la Dijín y la Dipol intentan que sea expulsado de inmediato para tramitar su extradición.
Con el fin de lograrlo, mediante una audiencia virtual le imputaron el homicidio del guardián del Inpec Julián Tacuma, ocurrido el 6 de junio de 2015, en Yumbo (Valle). El crimen lo ejecutó una banda llamada ‘Empresa del humo, el patrón del mal’, que forma parte de la organización de ‘Boliqueso’.
En la imputación, el capo se declaró inocente. Sin embargo, los investigadores tienen evidencias que lo vinculan a ese homicidio y al envío de decenas de toneladas de coca a Estados Unidos y Europa.
Mientras que Brasil tramita la expulsión de ‘Boliqueso’ hacia Colombia o su extradición a Estados Unidos, un investigador dijo sobre la captura: “Por fin, Cali se libró de su terror”.
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