Por años pareció que no iba a resultar. Los intentos de crear experiencias de realidad virtual (VR) se encontraron, en los últimos 25 años, con tropiezos de toda clase, desde costos exorbitantes hasta ‘displays’ de pobre resolución, por no hablar del recurrente ‘efecto vómito’, derivado del mareo y malestares que causaban los dispositivos en ciertos usuarios.
Pero mucho ha cambiado desde que Sega y Virtuality intentaron, a comienzos de los 90, comercializar los primeros sets de VR. Hoy por fin hay en el mercado visores funcionales y asequibles y, algo probablemente más importante, contenidos variados e interesantes. El resultado es que pronto veremos usos de la VR en campos que van desde los videojuegos hasta la educación, y del periodismo a un nuevo tipo de ‘turismo’.
Ya es posible hallar –en algunos centros comerciales y parques del mundo– montañas rusas que sincronizan una plataforma con movimientos reales y las imágenes de los visores. Este al parecer es el momento de despegue para la industria. De acuerdo con la consultora Superdata, en el último año las empresas enfocadas en la producción de dispositivos de VR han recaudado casi 9 millones de dólares y vendido unos 6 millones en ‘software’ especializado para este segmento. Aunque las cifras aún suenan bajas, las proyecciones de los fabricantes apuntan a que su crecimiento para el 2018 sea entre 200 y 300 por ciento. ‘El Informe de la industria de la realidad virtual’ sostiene que en el 2020 habrá en el planeta al menos 40 millones de dispositivos.
A continuación presentamos una lista de dispositivos que ya pueden adquirirse, para que empiece a navegar por las aguas de esta nueva realidad.
Google Cardboard
Es verdad, está hecho de cartón. Pero eso no quiere decir que este visor, que usa un ‘smartphone’ como pantalla, deje de cumplir su promesa de llevarlo a experiencias inmersivas gracias a una creciente variedad de aplicaciones. Si no quiere comprar el kit, puede descargar el diseño y cortarlo (o pagar por un corte láser, mucho más pulcro). Eso sí, tenga en cuenta que en ese caso deberá conseguir por su cuenta los lentes y un imán que funcione como interruptor. Su precio varía entre los 10 y los 17 dólares.
Para no perderse: Star Wars VR. Una ‘app’ gratuita lo lleva al desierto de Jakku, en la piel de nadie menos que de un agente de la Resistencia. A lo lejos, los restos de una gigantesca nave imperial lo remiten a ‘El despertar de la fuerza’, pero desde una óptica nunca antes posible para un espectador.
Oculus Rift
De lejos, el visor de VR más completo en el mercado, pero también de lejos el más caro. No solo cuesta más que todos los otros en esta lista –combinados–, sino que debe operar en conexión con un computador de sobresalientes prestaciones gráficas. Como sea, quienes lo han probado dicen que vale la pena, pues logra transportar al usuario a cualquier lugar, ya sea una playa paradisíaca o un planeta extraño habitado por criaturas de horror. Probablemente por eso es que, pese a su precio, resulta un desafío preordenarlo. Su costo es de 1.435 dólares.
Para no perderse: Affected. No apto para cardíacos. Este juego ultrainmersivo ofrece tres escenarios de pesadilla: la mansión, el carnaval y el hospital. Es imposible recorrerlos sin encontrase criaturas de puro horror, que surgen de manera aleatoria en rincones, callejones y salones aparentemente deshabitados. Con los audífonos y el volumen en ‘Alto’, es más de lo que muchos logran soportar.
Samsung Gear VR
De lo más amigable, este kit también usa un ‘smartphone’ como pantalla (obviamente se integra mejor con un Samsung S6 o S7), pero al estar hecho de plástico es más sólido y resistente que el de Google, además ofrece más posibilidades en materia de controles. Una multitud de aplicaciones aseguran que no se quede sin qué ver o jugar. Una ventaja más es que se puede comprar en pesos, en almacenes como Alkosto y en las tiendas Samsung. Su precio es cercano a los 100 dólares.
Para no perderse: Netflix. Una forma curiosa de usar un visor de VR, porque lo que hace es llevar al usuario a un salón dominado por un televisor de 100 pulgadas. Las luces de la sala se atenúan para que, una vez empieza un determinado programa o película, usted se fije en el televisor. No es perfecta y probablemente pierda su novedad con rapidez, pero es sin duda una forma distinta de ver ‘Better call Saul’ o ‘House of Cards’.
WILSON VEGA
Editor de Tecnología