Donald Trump, el precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, que venció este martes las primarias en Indiana y que ya tiene al alcance de las manos la nominación para las elecciones presidenciales de noviembre, tiene un duro camino hacia el 8 de noviembre, fecha de la elección presidencial, pues debe sortear varios obstáculos entre su propio partido y con Hillary Clinton, la probable nominada por el Partido Demócrata.
En el escenario político estadounidense se abren varias vías que el millonario y mediático Trump debe recorrer.
Comprobado el fracaso de la campaña ‘paren a Trump’, que buscaba despertar a las bases del partido del elefante para evitar que el magnate se llevara el triunfo y dejara sin opción de la nominación a los demás candidatos como Ted Cruz, ahora viene un cambio de panorama en el que con varios estados en los que todavía falta la elección republicana y la convención de julio en Cleveland, el millonario podría cambiar su discurso. (Lea también: Trump, virtual nominado republicano tras renuncia de Ted Cruz)
Ya este miércoles, Trump dijo que quiere un vicepresidente con experiencia política, capaz de desempeñarse con fluidez en los tejes y manejes del Congreso, pues aseguró que lo de él (de Trump) es la economía.
Será un republicano y "se tratará muy probablemente de una persona con experiencia en política. Quiero alguien que tenga de veras talento para relacionarse con el Senado, para interactuar con el Congreso, que pueda hacer votar leyes", dijo Trump.
El multimillonario debería llegar sin problemas al número de 1.237 delegados para ser designado como candidato de su partido en julio, a menos que los delegados en la propia convención intenten forzar varias votaciones para quedar libres de elegir a otro candidato.
En ese posible escenario, el millonario podría acudir a lanzarse bajo la tolda de un partido independiente, utilizar parte de su fortuna para una campaña en la que capitalizaría la ‘persecución’ a la que alegaría lo han sometido.
Cambio de tono
El estilo de Trump, sobre todo por sus ataques personales y las ideas que defiende, ha dividido profundamente al Partido Republicano, de hecho desde el martes, con la victoria casi asegurada, prometió volver a unirlo, una reflexión de la que muchos no están totalmente convencidos.
En ese sentido, una elección acertada de fórmula podría ayudarle en ese propósito. Sin embargo, el magnate señaló que aún no hizo una elección. "Estoy considerando muchos nombres, a decir verdad", dijo.
Trump debe tratar de sanar las heridas dentro de su partido y bajarle la intensidad a su discurso con estilo intimidador, su tratamiento a las mujeres, su propuesta de construir un muro en la frontera con México y la de deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales.
En donde no se ve que esté dispuesto a cambiar de actitud es en los ataques a Hillary Clinton, de quien dijo: “No será una gran presidenta, ella no será una buena presidenta, ella será una mala presidenta. Ella no entiende el comercio".
Otro frente en el que hay inquietud es en el internacional, pues Trump propuso un alza de hasta el 45 por ciento en los aranceles a los bienes importados chinos y afirmó que el país asiático había emprendido una "guerra económica" contra Estados Unidos, al arrebatarle empleos a la nación norteamericana. El domingo, el empresario comparó el déficit comercial de Estados Unidos con China a una violación. Lo importante de este enfrentamiento planteado con el gigante asiático es que Pekín es el mayor socio comercial de Washington.
También quedará pendiente por saber si sus polémicas propuestas de campaña de prohibir a los musulmanes entrar en Estados Unidos, hacer que México pague por un muro fronterizo para evitar la migración desde ese país, expulsar a 11 millones de inmigrantes indocumentados, enviar tropas de EE. UU. a combatir sobre el terreno al grupo Estado Islámico (EI) en Irak y que Arabia Saudí pague por su alianza diplomática con Estados Unidos se mantendrán en esta nueva etapa de la campaña presidencial en Estados Unidos.
Con Reuters y EFE