Una noche romántica para cortejar a una joven venezolana fue lo que le permitió a la Policía la ubicación y captura de Gerson Aldaír Gálvez Calle, alias Caracol, uno de los narcotraficantes más sanguinarios y peligrosos de Perú.
‘Caracol’ ingresó al país el miércoles 27 de abril, por una trocha en Ipiales, en Nariño. Venía huyendo de las autoridades ecuatorianas. Cruzó en compañía de un ciudadano ecuatoriano identificado como Carlos Sánchez, quien se había convertido en su hombre de confianza desde el 2014.
A alias Caracol lo sindican en Perú de por lo menos 101 homicidios, todos relacionados con su actividad de narcotraficante.
Ya en Ipiales se trasladó hasta Medellín, donde, según investigadores de la Dijín, había llegado con dos objetivos: conocer a una mujer de 21 años y de nacionalidad venezolana, con la cual tuvo contacto a través de redes sociales, y concretar una alianza con la facción de la ‘Oficina de Envigado’, que aún delinque en asocio con el ‘clan Úsuga’.
A Gálvez le empezaron a seguir los pasos desde el sábado 23 de abril, con base en una alerta que le dio el director de la Policía en el país inca, general Vicente Romero Fernández, a su homólogo colombiano, general Jorge Hernando Nieto, sobre la eventual presencia del capo en Colombia.
En ese momento, la Policía solo tenía información de una conversación que interceptaron en Ecuador y en la que ‘Caracol’ habla con una mujer a quien le confirmaba que la visitaría en Medellín.
“Empezamos un arduo trabajo investigativo, que nos permitió por descarte triangular mujeres con acento venezolano; además, con base en lo que escuchamos, sabíamos que trabajaba en un restaurante en el sector del Poblado. El jueves, ya la teníamos identificada. El resto fue trabajo de Inteligencia”, dijo a EL TIEMPO el general Nieto, director de la Policía.
Ese jueves 28 de abril, mientras agentes encubiertos cenaban en el restaurante, otros realizaban labores de vigilancia desde afuera. “El jueves llegó un taxi por la señorita. Nos llamó la atención que fueran dos hombres por ella, aparte del conductor. Ninguno de ellos, previa confrontación facial, era ‘Caracol’ ”.
El viernes siguiente se repitió la historia y ahí confirmamos que uno de los hombres que iba en el taxi era Carlos Sánchez”, resaltó uno de los investigadores.
Desde ese momento, los investigadores de la Dijín centraron su trabajo en seguir a Sánchez. Él se estaba hospedando en un modesto hotel de la capital antioqueña y aparentemente no tenía contacto con ‘Caracol’.
El sábado 30 de abril, hacia las 10 a. m., Sánchez fue a una floristería, luego visitó joyerías, un spa y tiendas de ropa para mujer. Estaba comprando los detalles con los que esa noche Gerson Aldaír Gálvez se presentaría ante la ciudadana venezolana.
Sánchez había pactado encontrarse en un centro comercial del Poblado con su jefe, ‘Caracol’, para entregarle los pormenores del lugar del encuentro con la joven mujer.
En ese establecimiento, la Policía se presentó ante Gálvez, quien negó ser narcotraficante: “Soy un ciudadano peruano, estoy de turismo, pero lamentablemente perdí mis documentos”, dijo.
Pero cuando los policías lo llamaron por el alias, inmediatamente ‘Caracol’ agachó la cabeza y su nerviosismo lo delató.
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