Encontrar planetas similares a la Tierra ha sido una obsesión de la humanidad. Muchos sueñan con mundos como la Tierra, pese a que aún no hay certeza de que exista al menos uno con las condiciones necesarias para habitarlo.
Marte, o quizá la Luna, son los escenarios más cercanos en el imaginario colectivo, pero vivir en ellos, en condiciones similares a las de nuestro mundo, es imposible. En concreto porque son necesarios una serie de factores, entre los que están los gases de efecto invernadero regulados, y agua y dióxido de carbono para mantener las temperaturas de la superficie estables.
Por eso, la búsqueda se ha extendido más allá del Sistema Solar y ha llevado a científicos e investigadores a trabajar en la observación permanente de otros puntos del universo. Con la ayuda de instrumentos muy sofisticados, dentro y fuera de la Tierra, se han detectado cientos de candidatos a planetas habitables.
Uno de esos hallazgos lo publicó este lunes la revista ‘Nature’, que registró que un grupo de investigadores internacionales descubrió una estrella enana ultrafría, bautizada Trappist-1, que es orbitada por tres planetas con tamaños similares al de la Tierra.
Las enanas ultrafrías son estrellas mucho más frías y más rojas que el Sol, y un poco más grandes que Júpiter. Son comunes en la Vía Láctea y muy longevas, pero a pesar de estar tan cerca de la Tierra (40 años luz, en la constelación de Acuario), su debilidad y su color impiden verlas a simple vista.
“Hasta ahora, la existencia de estos ‘mundos rojos’ orbitando alrededor de estrellas enanas ultrafrías era puramente teórica, pero ahora tenemos no un solitario planeta alrededor de una estrella roja débil, ¡sino un sistema completo de tres planetas!”, dijo Emmanuël Jehin, coautor del informe, en declaraciones que recoge el Observatorio Europeo Austral (ESO, por su sigla en inglés), organización astronómica intergubernamental de Europa que opera en Chile con tres observatorios, uno de los cuales tiene el telescopio belga Trappist, con el que se hicieron las observaciones.
Michaël Gillon, astrónomo del Instituto de Astrofísica y Geofísica de la Universidad de Lieja (Bélgica) y líder de la investigación, explica que la razón de buscar planetas como la Tierra alrededor de estrellas más pequeñas y más frías cerca de del Sistema Solar es que “con la tecnología actual, los sistemas alrededor de estas pequeñas estrellas son los únicos lugares donde podemos detectar vida en un exoplaneta del tamaño de la Tierra. Así que, si queremos encontrar vida en otros lugares del universo, ahí es donde debemos comenzar a buscar”.
De acuerdo con ESO, se buscarán señales de vida en estos mundos estudiando el efecto que tiene la atmósfera de un planeta en tránsito sobre la luz que llega a la Tierra. “Para la mayor parte de los planetas del tamaño de la Tierra que orbitan estrellas, este pequeño efecto se ve saturado por la brillantez de la luz de la estrella. Sólo en el caso de estrellas enanas rojas ultrafrías, este efecto es lo suficientemente grande como para ser detectado”, señaló en un informe de prensa.
Órbitas cortas
Como parte de la investigación se hicieron observaciones complementarias con telescopios más grandes, como el VLT (en inglés, Very Large Telescope), que permitieron detallar los tamaños de los planetas que orbitan a Trappist-1. Aunque estos tienen tamaños similares al de la Tierra, sus periodos orbitales son muy distintos. Un año en estos mundos dura un día y medio; en otro, 2,4 días, y en el tercero, entre 4,5 y 73 días.
“Con períodos orbitales tan cortos, los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol. La estructura de este sistema planetario es mucho más similar en escala al sistema de lunas de Júpiter, que al del Sistema Solar”, agregó Gillon.
Datos de ESO indican que cerca del 15 por ciento de las estrellas cercanas al Sol son enanas ultrafrías, por lo que resultados como los de esta investigación abrirán las posibilidades de encontrar, más y con mayor frecuencia, planetas ‘primos’ de la Tierra.
REDACCIÓN CIENCIA