El diseño de la doble calzada Ciénaga – Barranquilla, una de las vías 4G del Gobierno Nacional que aún no ha iniciado su ejecución, ha sido debatido en varias mesas técnicas en las que instituciones ambientales y académicos insisten en que debe replantearse para evitar que se repita la catástrofe ambiental que empezó a finales de los años 50 en la Ciénaga Grande de Santa Marta.
La construcción de la actual carretera como dique interrumpió la comunicación entre el mar Caribe y la ciénaga, causando la muerte de 40.000 hectáreas de mangle, debido a la salinización del agua, afectando la subsistencia de cientos de familias.
Aunque esto se ha ido recuperando paulatinamente a través de las obras hidráulicas en cuatro caños, que se ejecutaron a mediados de los 90 en el marco del proyecto ProCiénaga y han permitido la entrada de agua del río Magdalena al complejo lagunar, hoy la Ciénaga Grande es un paciente en ‘cuidados intermedios’.
El director del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), capitán Francisco Arias, aseguró que la recuperación del complejo lagunar, declarado reserva de la Biosfera y humedal Ramsar, está aún en marcha y se va a tardar por lo menos unos 100 años más, por lo que el diseño de la doble calzada debe contribuir a continuar con este proceso y no por el contrario ponerlo en mayor riesgo.
“Hacer la carretera bajo unos diseños que no estén acompasados con ese esfuerzo de restauración sería llevar a la Ciénaga Grande a volver a quedar en cuidados intensivos y ponerla en riesgo de muerte”, dijo Arias.
El Consorcio Sociedad Futura Transversal de la Ciénaga Grande, que presentó el estudio de factibilidad de la doble calzada Ciénaga – Barranquilla, propone ampliar el trazado tres metros a cada lado y en el kilómetro 19, donde el mar se está tragando la carretera por la erosión costera, la idea es desviarla 300 metros hacia el interior del Vía Parque Isla de Salamanca, que hace parte de Parques Nacionales.
Esto, según Arias, significaría meter la carretera sobre humedales y lagunas costeras donde ya hay recuperación del manglar y nuevamente interrumpir los flujos de agua entre la ciénaga, el mar y el río Magdalena.
“No se debe asumir que el dique que está ahí es lo que tiene que ampliarse, se tienen que identificar los puntos críticos del trazado donde los valores ambientales deben llevar a que se haga un diseño nuevo, con viaductos o con otras propuestas de ingeniería creativas, que resuelvan el potencial conflicto entre el dique y la naturaleza”, expresó Arias.
En esto coincide Sandra Vilardy, doctora en Ecología y Medio Ambiente y docente investigadora de la Universidad del Magdalena, quien dijo que se debe pensar en soluciones híbridas hidráulicas, que no solamente contemplen box coulvert y alcantarillas, sino viaductos, puentes y otros diseños que garanticen la conectividad de los diferentes humedales.
“Lo que no podemos permitir es volver a repetir el mismo error de la primera vía, que si bien se han hecho algunas soluciones hidráulicas, lo que hoy tiene analizado Parques Nacionales es que más de la mitad no son operativas en estos momentos y lo que se evidencia en épocas tan complicadas como esta de sequía es que no están garantizando el flujo del agua de mar y la conexión con la ciénaga”, dijo Vilardy.
Aunque el Consorcio, la Vicepresidencia y el Ministerio de Transporte no ven tan viables las soluciones que plantean los expertos porque incrementarían los costos de la vía, Vilardy propone que se usen los recursos de la venta de Isagen.
“Si se vendieron las acciones de Isagen para poder promover buenas vías 4G, esta es una vía en la que podrían utilizar estos recursos, sobre todo teniendo en cuenta que esta vía tiene un pasivo ambiental que el Estado no ha terminado de pagar”, dijo.
Por su parte, el capitán Arias propuso recurrir a recursos internacionales para apalancar las medidas ambientales de la carretera.
“Necesitamos es creatividad y mucho trabajo. Esta es una oportunidad de oro para el Vicepresidente y todo su equipo que ha estado en el tema de las 4G demostrar que somos un país responsable con el ambiente”, expresó.
Sin embargo, las recientes declaraciones del vicepresidente Germán Vargas Lleras y la ministra de Transporte Natalia Abello sobre el obstáculo en que se ha convertido Parques Nacionales para avanzar con el proyecto de la doble calzada no dan mucha tranquilidad.
Preocupados por estas declaraciones, los miembros de la Comisión Permanente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales le enviaron una carta al presidente Juan Manuel Santos, el pasado 11 de abril, en la que manifiestan:
“Consideramos que lo mínimamente correcto sería diseñar infraestructuras viales que no riñan con las áreas protegidas ya declaradas y apropiadamente sustentadas, sobre todo que no repitamos los errores de épocas pasadas como con la Ciénaga grande de Santa Marta (Humedal Ramsar), que vivió una de las peores matanzas de organismos marinos, estuarios y costeros del país y la pérdida de miles de hectáreas de manglar”.
Deterioro durante la última década
El estado de los ecosistemas de manglar en la Ciénaga Grande de Santa Marta, según un informe del Invemar, ha venido mostrando un marcado deterioro durante la última década, debido principalmente a eventos de sequía o inundación extrema por efectos del fenómeno del Niño o de La Niña, respectivamente. Esto sumado a la disminución de los aportes de agua dulce al sistema por la desviación de los ríos que alimentan la ciénaga y la sedimentación de los caños, al igual que el aporte de residuos y contaminantes, han incrementado su vulnerabilidad.
“El análisis histórico multitemporal de los atributos estructurales del bosque de manglar en la Ciénaga Grande de Santa Marta muestra una recuperación del sistema, no obstante se identifica a la salinidad intersticial y el nivel freático como variables determinantes en el estado fisiológico de los individuos y por ende en la salud del ecosistema”, dice el Invemar. Los aumentos en la salinidad se han visto potenciados principalmente por eventos meteorológicos de sequía y por la falta de mantenimiento de los caños Clarín, Renegado y Aguas Negras para aumentar su profundidad y permitir el ingreso de más agua dulce a la ciénaga.
PAOLA BENJUMEA BRITO
Santa Marta