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Leicester City: ¡la historia de un milagro!

Este lunes se coronó campeón por primera vez en sus 132 años de historia.

No fue en Old Trafford, ‘El teatro de los sueños’, el estadio del Manchester United. De hecho, tuvo que esperar un día más. Leicester City, cumplió, gracias al empate entre Chelsea y Tottenham, su más inmediato perseguidor, el mayor sueño de sus 132 años de historia: se coronó campeón de la Premier League por primera vez.
Los fanáticos del Leicester y los imparciales del mundo del fútbol que se han hecho simpatizantes de un club modesto, que lo más cerca que estuvo de ser campeón en la primera categoría fue en la temporada 1928-1929 (quedó de segundo detrás del Sheffield Wednesday), estaban a la expectativa de ver cómo el club podría completar un milagro impensado hace apenas un año, cuando el equipo se salvó del descenso a la segunda división en la recta final del torneo.
Nadie creía en el Leicester City hace un año. Y un buen punto para medir el alcance de esto son las casas de apuestas. Casas como William Hill, cita la agencia de noticias Bloomberg, daban como algo más probable descubrir al monstruo del lago Ness, por el que pagaban 500-1, o encontrar con vida a Elvis Presley (2.000-1) a que el equipo ganara la Premier League. Si usted apostó un euro en ese momento, prepárese para recibir 5.000. Dicen que los aficionados que se arriesgaron a apostar por el Leicester tienen hoy esos boletos guardados en cajas fuertes. Y se estima que, con la coronación del club, William Hill perdería alrededor de 2,9 millones de euros.
“Por alrededor de 20 años, cada mes de agosto he apostado 20 libras al Leicester City para ganar la Liga. La pared de mi oficina en The Economist en Londres estaba adornada con los recibos de las apuestas, lo que me generó la burla de mis colegas, que seguían a los equipos más exitosos”, escribió el columnista de Bloomberg John Micklethwait. “Su principal batalla en mi vida ha sido la de evitar el descenso, una lucha que han perdido siete veces”, agregó.
Nadie conocía a fondo el plantel del Leicester City hace un año. Su goleador, Jamie Vardy, trabajó en una fábrica de prótesis mientras jugaba en la quinta división y apenas vino a explotar a este nivel a los 29 años, cinco años después de haber llegado al equipo. De Kasper Schmeichel, el arquero titular, solo se hablaba de que era hijo de Peter, el legendario portero del Manchester United campeón de la Champions en 1999. Tal vez el más conocido, hace un año, era el japonés Shinji Okazaki, el mismo que le marcó gol a la Selección Colombia en Cuiabá, en el 4-1 del Mundial de Brasil 2014.
El único latinoamericano del plantel, el argentino Leonardo Ulloa, era un desconocido incluso en su propio país. Salvo San Lorenzo, donde estuvo dos años y ganó un título jugando poco y nada, no tiene nombres de equipos grandes en su hoja de vida: Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia, Arsenal, Olimpo, Castellón, Almería (donde fue compañero de Fabián Vargas y tuvo a Juan Manuel Lillo como técnico) y Brighton & Hove Albion. Si Lillo, cuando dirigió a Millonarios, hubiera colocado esa hoja de vida a consideración de los directivos, seguramente no lo hubieran contratado. Pregunten por él ahora.
Ese grupo lleno de humildad hoy se codea con los grandes. Y uno de ellos, el argelino Riyad Mahrez, fue elegido esta semana como el mejor jugador de la temporada, por encima de Vardy, de N’Golo Kanté (que hace tres años estaba en la tercera división de Francia) y, por supuesto, de todas las figuras del campeonato. Tanto valor tiene este premio que Mahrez, de 25 años, es el primer africano en ganarlo. Y eso que en esa Liga jugaron y ganaron títulos, entre otros, Didier Drogba o Yaya Touré.
“Es un placer y un honor muy grande recibir este premio. Es importante, pero esto es un trabajo de todo el equipo, sin mis compañeros yo no estaría aquí”, dijo.
Inyección tailandesa
Si bien no es uno de los equipos con mayor presupuesto de la Premier League, tampoco se puede afirmar que el Leicester City sea un equipo pobre. Y el salto comenzó a darse en 2010, cuando el magnate tailandés Vichai Srivaddhanaprabha, propietario de una cadena de tiendas aeroportuarias, King Power International, compró el club por 30 millones de euros. Por ese entonces, el equipo estaba en segunda división y su último antecedente entre los grandes databa de la temporada 2003-2004.
“Mucha gente me preguntó por qué no compramos un club de la Premier League. Respondí que eso no era un reto para mí. Comprar un equipo del Championship era más difícil”, dijo Vichai cuando, finalmente, el Leicester llegó a la Premier, hace dos años.
En Tailandia, al Leicester City lo están siguiendo como si se tratara de un club local. Incluso en el último partido del equipo hubo cerca de 600 tailandeses en las tribunas. Y hay un componente religioso que, dicen, también está ayudando a que el milagro esté a punto de realizarse. Srivaddhanaprabha trajo además a un monje budista con él, Phra Prommangkalachan. Él ha visitado al equipo por lo menos en diez ocasiones desde 2010, y el plantel alguna vez también visitó su templo, en el barrio chino de Bangkok. “Los jugadores están contentos de ver a los monjes. A pesar de la lengua y aunque no tenemos la misma religión, somos ahora amigos muy cercanos”, declaró Prommang-kalachan a la agencia AFP.
El manejo financiero, la fe y la llegada del técnico italiano Claudio Ranieri (véase nota alterna) son los componentes de este milagro llamado Leicester City. Y este lunes, después de 36 partidos, 22 victorias, 11 empates y solo tres derrotas (dos veces con Arsenal, 2-5 y 2-1, y una con Liverpool, 1-0), consiguió el logro más importante de su historia.
JOSE ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de DEPORTES
En Twitter: @josasc
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