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Así fue el comienzo de la catástrofe en Chernóbil

Primera entrega sobre el accidente industrial más grande en la historia, ocurrido hace 30 años.

Prípiat, actualmente en Ucrania, fue fundada en 1970 y se convirtió en la novena ‘ciudad nuclear’ de la Unión Soviética. (Lea también: ¿Por qué hoy se puede vivir en Hiroshima, pero no en Chernóbil?)
Como en las demás poblaciones con esa denominación, la vida de los 50.000 habitantes de Prípiat giraba alrededor de una instalación nuclear; en este caso, de la Estación de Energía Nuclear Vladimir Ilich Lenin, conocida también como Chernóbil.
A la 1:23 de la mañana del sábado 26 de abril de 1986, un pico inesperado en el fluido eléctrico durante una prueba de los sistemas de emergencia produjo una serie de explosiones en el reactor número 4 de la estación nuclear, las cuales destrozaron la cubierta del edificio que lo contenía y liberaron una columna de vapor altamente radiactivo, que se extendió hasta casi un kilómetro de altura. Fue el comienzo del accidente industrial más grande en la historia de la humanidad.
Sin saber aún qué lo había provocado, miembros del cuerpo de bomberos de Prípiat llegaron a combatir el fuego que consumía el edificio del reactor número 4.
Hacia las 5 a. m., luego de verter toneladas de agua sobre la estructura, el fuego en el exterior del edificio estaba controlado. Lo que no sabían estos hombres es que se habían expuesto a dosis letales de radiación.
Aunque la explosión inicial solo cobró la vida de uno de los trabajadores de la planta, 32 personas involucradas en la respuesta inmediata fallecieron víctimas de intoxicación aguda por radiación, algunos apenas horas después de la exposición.
A ellos se sumaron muchos de los más de 500.000 trabajadores que durante los siguientes siete meses se enfrentaron a la delicada tarea de estabilizar el reactor.
Sin noticias del accidente, ese día se inició como cualquier otro para los habitantes de Prípiat. Pero en cuestión de horas comenzaron a registrarse fuertes dolores de cabeza y gusto metálico en la boca, seguidos de incontrolables ataques de tos y vómito. Pero solo el 27 de abril, más de 24 horas después del accidente, se ordenó la evacuación de la ciudad.
Hacia las 11 a. m., más de mil buses se distribuyeron por las calles de Prípiat y el personal del Ejército dio la orden a la población de cerrar sus casas y de preparar pertenencias necesarias para dejar la ciudad a las 2 de la tarde.
Para evitar el pánico no se difundió información sobre el accidente y se insistió en que se trataba de una evacuación temporal. Sin embargo, los habitantes en un radio de 30 kilómetros alrededor de la planta nuclear estaban dejando sus hogares para siempre.
Nube radiactiva
Mientras tanto, una flotilla de helicópteros intentaba contener el material radiactivo liberado por el reactor arrojando toneladas de bolsas de arena, plomo y ácido bórico sobre el agujero en el techo del edificio.
Las cámaras de TV registraban las primeras imágenes del daño producido por la explosión, aunque la verdadera amenaza representada por las toneladas de material radiactivo liberadas en la atmósfera era invisible a los ojos y era aún desconocida fuera de la Unión Soviética.
En la mañana del 28 de abril, los trabajadores de la Central Nuclear de Forsmark, en Suecia, a más de mil kilómetros de Chernóbil, comenzaron a registrar altos niveles de radiación durante un control rutinario.
Tras descartar una fuga local, una comisión del Gobierno sueco conformada por físicos nucleares, meteorólogos, expertos en reactores y hasta pilotos de combate que volaron con sus aviones a través de la nube radiactiva, concluyó, de manera independiente, que un incidente grave había ocurrido en el reactor de Chernóbil.
Cuando la Unión Soviética reconoció la gravedad del accidente, 200 toneladas de magma radiactivo, a más de 1.200 grados centígrados, perforaban la base del reactor número 4 de Chernóbil y amenazaban con producir una explosión con el potencial de dejar a gran parte de Europa inhabitable.
*Espere este martes la segunda entrega.
JUAN DIEGO SOLER
Investigador del Servicio de Astrofísica de la Comisaría de Energía Atómica y Energías Alternativas (Francia). @juandiegosoler
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